— ¿Se conocen hace mucho? —interrogó lleno de curiosidad.

—Unos tres años —respondió sonriente la ídolo —Su mamá lo llevaba a las pruebas de vestuario, a veces venía también Izuku, pero le ponía muy incómodo todo lo de las cámaras y las personas. Oh, incluso una vez posamos juntos para una revista ya que el modelo masculino faltó, ¡Katsuki ni siquiera podía sonreír de lo rígido que estaba! Fue tan divertido.

—Para ti, maldita sea. Fue el peor día de mí vida —gruño el cenizo apoyando unos platos sobre la mesa —Hagan silencio y coman. Deku, despierta, vamos. Abre los ojos, carajo o te mato.

A diferencia de sus palabras, tanto Ashido como Kirishima vieron la forma suave en que Bakugou frotaba la espalda del pecoso para despertarlo y le tenía paciencia hasta que lo vio abrir poco a poco sus ojos esmeralda somnolientos.

Aparte de eso, los platos delante suyo tenían panqueques con miel. Y ellos no le habían pedido en ningún momento al cenizo el desayuno, él solo se los hizo.

Midoriya comenzó a comer lentamente en lo que se despertaba y el cenizo comía de sus bollos rellenos, sintiendo las miradas curiosas de los otros dos encima suyo.

— ¿Qué? —alzó una ceja molesto —Coman y dejen de mirarme.

El de dientes puntiguados negó con la cabeza, una leve sonrisa asomando en sus labios. Por otro lado, la femenina solo se rió y menciono que eran los mejores panqueques que hubiera comido en su vida.

 Por otro lado, la femenina solo se rió y menciono que eran los mejores panqueques que hubiera comido en su vida

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Durante toda la jordana escolar, Sero estuvo tenso. Para empezar, las clases pasaron muy rápido, indicando que pronto sería tiempo para irse a su edificio. Después, estaba el hecho de que Kirishima había llevado a Bakugou a almorzar con Kaminari y él, de paso se incluyo Ashido. Pese a toda la molestia que emanaba el cenizo, el pelirrojo mantuvo —de manera suicida— un brazo sobre sus hombros para mantenerlo en su lugar. Fue incómodo, demasiado, porque no quería hablarle ni quería verlo ni quería estar cerca suyo.

Casi por milagro, a la mitad del almuerzo, Midoriya vino con Asui a llevarse a quien sabe dónde al cenizo. Fue un respiro. Pudo comer en paz.

Pero luego pasaron a las últimas dos clases del día, dieron la una de la tarde y los grupos se fueron dividendo para irse a los edificios de los campos de Yuei, algunos con muecas de aburrimiento por lo que les esperaba, otros con cierto entusiasmo.

Al menos, no hubo peleas.

Hanta freno sus pasos un momento, preguntándose si debería esperar a Katsuki para salir juntos o no. Pero cuando miro hacía quienes quedaban en el salón, se dio cuenta que el cenizo no era uno de ellos.

¿Tal vez no iría cómo habían acordado? ¿Eso sería posible? Por alguna razón, lo dudaba. Tomo su bolso y se dirigió hacía el pasillo, siendo seguido por Tohru y Ochako, las dos conversaban alegremente, al parecer eligieron hacer una semana y una semana para cada una. A las dos le vendría bien ese horario, según parecía.

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