Capítulo 6

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—Kirishima es valiente —susurro Ashido impresionada.

— ¡Ese es un hombre! —aplaudió Kaminari — ¡Sin miedo a nada!

La femenina y el rubio estaban escondidos en una esquina de la cocina, viendo la escena donde un molesto Bakugou perseguía a Kirishima que lo nombraba cariñosamente —y con burla, quizás, no estaban seguros— mientras Midoriya dormía sobre la mesa y los demás observaban a una sana distancia.

Hasta que, finalmente, el cenizo acorraló al pelirrojo en una esquina y recibió un zape.

Bueno, ese golpecito, en opinión de la ídola contaba como amistoso.

—Kaminari, no pensé que fueras de madrugar...—hablo una voz a sus espaldas —Ah, hola Ashido.

Los dos mencionados voltearon para ver hacía Sero que estaba pasando a la cocina o intentándolo ya que ellos bloqueaban el paso. Le hicieron un espacio en la puerta y el rubio se le apoyo cómodamente en el costado, la femenina siguió viendo la escena donde ahora el estudiante de gastronomía comía de sus bollos rellenos junto con el de dientes puntiguados y el pecoso que seguía durmiendo.

—No lo soy, pero quería ver el asesinato de Kirishima —se rió el de ojos dorados —El cual, por suerte, no sucedió. No sé si es porque a Bakugou le gusta realmente lo dulce o si no es tan malo como parece.

Al ver cómo el azabache hacía una mueca ante lo último, como si no lo creyera, la de cabello rosado se sintió en la obligación de intervenir.

—Katsuki es amable —aseguro ganándose las miradas incrédulos de los otros dos — ¡Hey, lo conozco desde hace más tiempo que ustedes, lo sé bien! Es muy amable.

—Lo creeré cuando lo vea —dijo el rubio.

—Lo que jamás pasará porque dudo que Bakugou sea amable con los demás —se cruzó de brazos el mas alto —Tal vez Midoriya y tú sean una excepción. Pero el resto no.

Mina hizo un puchero, frustrada, pero comprendiendo que dadas las primeras impresiones que podía dar el cenizo —grosero, iracundo, rebelde— era imposible hacerle creer a otros que era una persona amable y buena. Que lo demostrará...de maneras poco convencionales tampoco ayudaba. Pero ella sabía de lo amable que podría ser y le parecía una lástima que los demás no pudieran verlo.

—Buenos días a todos, ¿me dejarían pasar, por favor?

La voz dulce de Momo atrajo la atención de los tres que se quedaron en medio del pasillo, otra vez, bloqueando el paso. La azabache sonrió con encanto —algo imposible de conseguir a las seis de la mañana— para después moverse hacía las cocinas, la de cabello rosado la siguió y se sentó en el lado donde Eijirou estaba.

Katsuki estaba de espaldas a ellos preparando el desayuno e Izuku dormía en la mesa. Sin poder resistirse, le pasó una mano por los rizos verdes y lo vio sonreír entre sueños con satisfacción.

A lo lejos, pudo ver a Denki y Hanta sentarse en una mesa. Esperando su turno para usar la cocina.

—Gracias por tu ayuda, Ashido —le hablo el de dientes puntiguados llamando su atención —Parece que a Bakugou le gustaron los bollos rellenos.

—A su madre y a él les encanta todo lo que sea dulce, siempre que venían a ayudarme con mí ropa, me aseguraba que mí agente les hubiera preparado toda una mesa con bocadillos dulces —contó la ídolo con una sonrisa —Aunque Katsuki se quejaba después de las caries y que por mí culpa debía cepillarse los dientes como cinco veces al día.

El pelirrojo soltó una pequeña risa y el cenizo volteo un segundo para verlos, le dio una mirada enojada a la femenina, pero no dijo nada al respecto y con eso le dio la razón en sus argumentos.

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