.Piscis.

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"La humanidad es el más complejo y sorprendente proyecto del universo. Nada es imposible, nada es probable, nada tiene un sentido exacto. La humanidad está basada en el punto de quiebre y de cambio. Siempre dispuesta a sorprendernos."

El mar deja de ser del tono oscuro del Pacífico para tornarse de los colores del arcoíris. ¡Es impresionante! ¡Abrumador! El agua realmente tiene diferentes colores, no es azul como la de las islas de las Américas, ni sólo rosa, o púrpura. ¡Es realmente de diferentes colores! Las olas van a la costa y vuelven sin perder sus tonos, marcando el perímetro de la isla.

¿Contaminación? ¿Radioactividad? ¿Luces submarinas? ¿Qué clase de locura es esta? Una vaga idea aparece en mi mente, pero es imposible. ¿Cómo los llamaban? No lo recuerdo. Sé que fueron erradicados hace muchos años -por lo menos en América-, según mi profesor de historia. Ahora son sólo mitos callejeros y cuentos.

Definitivamente ni todo el dinero de mis padres, ¡ni todo el dinero del jodido mundo! alcanzaría para poder echar un vistazo a este lugar. Ahora entiendo por qué quieren esconderla. Es un tesoro. Los humanos más allá de la costa o sabrían apreciar esto.

La embarcación nos acerca rápidamente y aún no estoy preparado para todo lo que seguramente vendrá anexo a mí descenso. Por primera vez en muchos años siento miedo a lo desconocido, me marea pensar que estoy cometiendo algún error. Me siento de nuevo en la banca de metal, apoyo mi brazo y luego la cabeza para observar más de cerca el gran performance de colores.

Nos acercamos. Es... ¿cómo describirlo? Muy anticuado, manteniendo la típica tropicalidad de las islas. Una brisa refrescante pega contra nosotros desde todos los puntos cardinales y de inmediato olvido todas mis preocupaciones y miedos. Me pongo en pie de nuevo y disfruto de una brisa más fuerte, renovadora, como si todo lo pesado se fuera; todo el cansancio, el sudor, la incertidumbre. Un delicioso baño purificador de colores. ¡Ya lo he visto todo!

Los cultivos de tulipanes del norte de la antigua Europa, el río de colores del sur de las Américas y la aurora boreal se unen con este maravilloso paisaje que es lo más destacado de mi travesía.

Tomo mi maleta y mi guitarra, las cuelgo en mi espalda y miro a las demás personas en el bote. Todos tienen esa mirada de escrutinio, es evidente que soy el "extraño", sin embargo me sonríen y asienten a modo de bienvenida, sus ojos están brillando por la luz del sol. No me esperaba ser recibido de esta manera. Sonrío cortésmente en medio de un asentimiento hacia ellos y bajo del bote.

¿Arena? Sí, es arena. Me saco los zapatos y los calcetines, sumergiendo mis pies en la tibia y blanca manta. -¿No esperabas arena en la costa? -pregunta el chiquillo enarcando de nuevo la ceja mirando mis pies excavar.

Le contesto que sinceramente esperaba algún tipo de plataforma metálica. Me observa con sus ojos cafés y sonríe informándome que únicamente encontraré la tan famosa plataforma en el puerto junto a las fábricas y el puerto del norte. Por aquí todos parecen atentos y observadores.

Pienso en despedirme, pero no sé cómo se llama. Así que lo pregunto. -Dime Paco.

-¿Paco?

-Me llamo Patricio, pero no me agrada mucho -sonríe con fastidio.

"Patricio" Vaya nombre. Yo no llamaría a mis inexistentes hijos así. Los tiempos cambian y con ello los nombres; aunque entiendo la situación, es decir, vive en una isla que pocos -o nadie- conoce y tiene un mar de colores. ¡Un jodido mar de colores! ¿En dónde he vivido todo este tiempo? ¡Claro! En la bendita ciudad perfecta llena de acero, paredes blancas y aburridas ¿Cómo es posible que no sepan de ella en esta era donde los satélites y el GPS son tan indispensables?

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