Capítulo 2.

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Duerme soñando
Con tus ojos tan plenos, despiertos
Con tu corazón lleno y radiante
Alucinante, tan lleno de amor

Duerme soñando, El Gran Silencio

***

Le gustaría que al decirle a Chifuyu «oye me gustas gustas, un chingo» no hubiera nadie más presente. Sobre todo porque conoce a sus amigos y sabe perfectamente que son unos animales capaces de arruinar cualquier momento sensible; quizá hasta lo harían en venganza, por las veces que él ha arruinado sus momentos. Quien sabe. No planea arriesgarse.

Por eso el plan del karaoke se arruina en cuanto ve a Mitsuya entrar con la puerta.

Lleva a su subcomandante atrás, un tal algo, alguien, no sé, seguro tiene un nombre, pero Baji no se lo sabe. Siempre mira a Mitsuya como si fuera un perrito deseoso de amor, pero Mitsuya, tan metido en las relaciones ajenas, ni se da cuenta de que lo siguen con la mirada con tal ternura.

—Ey, Baji. —Sonríe al invitarse él solo a sentarse a su lado—. ¿Trajiste a Chifuyu a que te cantara serenata? ¿O vienes a darle serenata tu? ¿Le vas a cantar a sus ojitos verdes?

Chifuyu se sonroja y Baji decide que el curso lógico de lo que está pasando es clavarle a Mitsuya su codo en las costillas.

—No sabíamos que iban a estar aquí —dice Mitsuya, ignorando el golpe—. Mikey quería un descanso y Draken dijo que igual si lo dejábamos destrozar unas cinco canciones seguidas le volvían las energías. —Pasa una mano por el hombro de Baji—. ¿Te he dicho que creo que las chicas de su grupo los... no sé... espían o algo? Por ver si se, ya sabes, agarran a besos.

Chifuyu se atraganta con su bebida.

Baji alza una ceja.

No-me-digas.

—En serio. O sea, ven que Draken lo lleva cargando a todas partes.

—¿Y exactamente qué estamos haciendo mientras especulamos sobre la vida romántica de los jefes? —pregunta Baji.

—No más. Estaba haciendo una apuesta. Sobre cuales de las papas casadas de la ToMan lo aceptarán primero y... ¿quieres participar?

—¿Papas casadas? —es lo primero que dice Chifuyu. Baji no sabe si está sorprendido por la información o si es uno del equipo de Mitsuya: que dice que Draken y Mikey no se dan cuenta de su matrimonio porque son unos imbéciles.

—Ya sabes, como los jefes, o como... —y ante eso le dirige una mirada traviesa a Baji, que no planea dejar que Mitsuya arruine lo único bueno que planea hacer en la vida además de no hacer llorar a su mamá.

Pero antes de decidir si le va a dar un puñetazo en la cara o a clavar un codo en las costillas, se atraganta con su bebida también e interrumpe lo que está ocurriendo en la mesa.

—¿Quién está intentando asesinar a Baji?

Ah, bendita sea. Nunca había agradecido la presencia de Draken como en ese momento. Mitsuya es descarado, pinche animal, pero tiene límites y seguro que no les va a decir que son papas casadas en sus caras. Especialmente cuando dudan si quiera que Mikey guste de la gente.

—Su refresco —responde Mitsuya.

—¿Y Mikey? —pregunta Baji.

Draken señala a Mikey al lado del encargado de poner las canciones. Debe ser un chico todavía de preparatoria o que acaba de salir de ella y Mikey parece bastante interesado en pedirle que trate bien a la ToMan.

Bailando pegadito [Bajifuyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora