Capítulo 5.

2.2K 229 6
                                    

La alta música hace retumbar las paredes aún por fuera del club. La inmensa fila llegaba hasta casi la otra calle. Pero al ver a Valentina realmente sexy parada a un lado del guardia, nos ahorramos eso, pasando de inmediato. Aún sorprendida al ver mi nombre y él de Sara en la lista.

—Dijo que llegaría acá en un rato más, ¿quieren tomar algo? —preguntó Valentina fuerte sobre la música. Negue con la cabeza buscando dinero en mi bolso, no había echado ningún centavo en ella —descuida, yo pagaré —sonrió dándose cuenta de mi error.

—Te lo pagaré —grité cuando la vi alejarse luego de que Sara emocionada haya pedido un vodka con naranja.

—¡Esto es asombroso! —saltó sonriendo como una niña pequeña en una dulcería mirando a su alrededor pensando que podría ser lo primero que comería.

Una gran mano agarro mi brazo, haciéndome saltar y alejarme rápidamente por el contacto. Girándome para mirar quien había sido. Vi a Valentina parada con un vaso de vodka en su mano y una sonrisa pequeña. A su lado, la chica de la foto, con ambas manos ocupadas por los tragos.

Dios, era caliente.

Avergonzada baje la cabeza, incapaz de mirarla, Valentina había hecho aquello quizá para probarle a su hermana mi problema. Estirando su mano, me paso el pequeño vaso y luego repitió lo mismo con Sara quien le miraba asombrada mientras se humedecía los labios.

—Ella es Violet, Violet, Juliana —me apunto, presentándonos —Sara, Violet.

—Un gusto chicas —sonrió y oh, que linda sonrisa.

Al parecer, lo sexy, no era lo único que las hermanas Carvajal compartían, si no, también su hermosa sonrisa.

Un rato después, yo me encontraba en medio de dos calientes chicas, completamente intimidada. Sara me había dejado sola luego de irse a bailar con algún chico y desaparecer por completo de mi vista.

—Bueno, que esperan, primero ¡a bailar! —dijo Valentina parándose frente a nosotras, miré por el rabillo del ojo nerviosa a la gran Violet.

Para nada tímida, tomo mi mano y me condujo hacia la pista de baile, moviéndose al compás de la música a una distancia considerable. Miraba de vez en cuando a Valentina quien me incitaba a bailar con gestos, mirándome divertida llevándose la interminable copa —de lo que fuera que tomaba— a la boca.

—No seas tímida, acércate —murmuro moviéndose, sin tener ningún contacto, como Valentina había dicho. Con un paso pequeño, quedamos separadas por escasos centímetros.

Rápidamente, mi cuerpo comenzó a picar, ansiando que sus manos por lo menos tocaran mi cintura y me acercará a ella para sentir completamente su anatomía pegada a la mía.

Oh, Dios. Estaba realmente excitada solo con un baile. Jadeé moviéndome según la música dictaba, acercando mi pecho al suyo en cada compás. Vamos, tócame. Supliqué en voz baja. Cerrando los ojos. Sus manos se dirigieron a mi cintura y gemí ante el pequeño y rápido contacto.

La situación no ameritaba aquello, ella no podía tocarme, Valentina lo dijo. Así que la miré, y las inmensas ganas de que ella fuera con quien estuviera bailando me hicieron gemir.

Su mirada choca con la mía y pidiéndole que se uniera a nosotras.

Lo hizo.

No tienen idea de lo difícil que es estar entre dos guapísimas mujeres danzando sin saber que hacer. Ninguna de las dos me tocaba, ninguna de las dos estaba cerca de mí, y era lo más frustrante y excitante que alguna vez me puede pasar.

Gemí, al sentir el calor de la respiración de Valentina tras mi cuello.

—Tócame —le pedí, inclinando mi cabeza hacia atrás, quedando a centímetros de su oído.

Virgin | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora