Acabo de abrocharme el pijama de dos piezas color blanco con tiras azules, Tengo mucho sueño, pero debo secar mi cabello húmedo por la ducha que me di previamente.

La puerta se abre y al ver que son el par de némesis sigo con mi labor de secarme el pelo.

— ¿Podríais tocar la puerta al menos?

— No, no podemos.

— ¿Cómo se te ocurre?

— En ningún momento dije que ella fuera a bailar. Solo dije que le enseñaría... Además, no es tan, grave, solamente hice esto.

Repito un par de pasos hasta llegar al frente de los dos que estaban tensos.

— No vuelvas a hacerlo.

— Últimamente, estáis muy juntos para odiaros, ¿no creéis?

Cambio el tema.

— Di que no lo volverás a apostar con tu vida Riley.

— No diré eso.

— Riley...

— Puedo hacer lo que me plazca con ella, es mía, ¿no?

— Y nuestra

Dicen a la vez, niego recordando eso de "eres mía".

— Promételo.

— Que no

Digo tajante, en ese instante el pelinegro me alza unos segundos antes de dejarme sobre su regazo, me iba a azotar. Lo confirmo cuando baja mi pantalón a pesar de que me sacudo.

— Pensaba que ya habías tenido suficiente pequeña.

— Pero es que no he hecho nada... Ro...

Callo cuando mi nalga rebota por su mano, no tardo en tener ganas de llorar, ya que nunca me habían puesto una mano encima, vuelvo a intentar sacudirme, pero me asienta otra nalgada.

— Si quieres que se detenga, promételo

Miro a Ronan, con cara de súplica, pues esta debe ser la nalgada número diez. 

—Ya... por favor... ¡Por favor!

La primera lágrima se escurre, pero no es cien por cien por culpa del dolor, sino porque me preocupa que me esté humedeciendo.

— Para... Ronan dile que pare... me duele

— Lloras porque te siente culpable, ¿verdad?, pequeña

Niego, ahogando un grito.

— ¿Te sientes culpable porque te está gustando?... ¿Te gusta que te azote pequeña?

Acabo por asentir, miro al rubio que me analiza por completo, apenas siento mis glúteos, por lo que me rindo...

— No pondré más mi vida en peligro.

— ¿De quién eres?

— Vuestra. Toda vuestra, pero detente ya.

Su mano choca contra mi piel por última vez, y gimoteo.

— Te dije que no te pasaras.

Aspiro de sorpresa, cuando noto un líquido frío sobre mi piel seguido de unos masajes en círculo.

— no te tenses, es crema.

Sé que es el rubio quien la aplica. Noto como su mano hace un rastro hasta meterse dentro de mí, lo que hace que, que me sujete al pelinegro.

— Tenías razón.

 Callum ataca mis senos, lo que me hace volver a respirar sonoramente, trato de controlar mis emociones cuando Ronan comienza a masajear mi zona, con la finalidad de lubricarla más

LacronetteWhere stories live. Discover now