TRAIGANME UNA PRESIÓN PARA LA COCA

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Ese fin de semana fue gratamente increíble. Después de esperar casi 3 meses, al fin había llegado el sábado en el que era el concierto de the neighbourhood.

Fue difícil convencer a sus padres, pero, al final, las chicas ahorraron y fueron juntas al concierto. Fue una noche emocionante, estaban acompañadas por la mamá de Toni, pero eso no importó.

Cantaban las canciones juntas y aunque Kevin no se supiera ninguna, igual el, la paso increíble cuando lanzaron el confeti de colores.

Después durmieron en casa de Toni, y fue la mejor pijamada del mundo. Habían visto en la tarde una película y los padres de Toni fueron muy agradables, e incluso graciosos.

Ahora, ya era lunes por la tarde y los exámenes del semestre estaban a la vuelta de la esquina. Betty iba con paso alegre a la biblioteca con su nuevo suéter blanco, que llevaba el símbolo en color negro de la banda estampado en él, que habían regalado en el concierto.

Ella realmente no era muy clamorosa a la hora de vestirse, pero ese suéter, En especial, le encantaba y le parecía muy cómodo. Esperaba encontrarse a la pelinegra al llegar, y asi fue.

Al abrir la puerta de la biblioteca, inmediatamente captó el rostro de Verónica alzando los ojos, como si esperar a alguien. Cuando los ojos chocolate se posaron en ella, tardó un segundo mirándola y volvió su atención al libro.

Obviamente, si Verónica estaba esperando a alguien, no era a Betty. Se sintió como una gran idiota al descubrir que se encontraba decepcionada.

Durante estos 2 meses, había logrado formar varias conversaciones con Verónica (aunque al final siempre terminan peleándose y duraban, mínimo, 3 días sin dirigirse la palabra) cuando estaban en la biblioteca, que era lo más común.

Aunque sus conversaciones fueran poco significativas, o principalmente por los estudios, a Betty le daba la oportunidad de escuchar su voz e incluso conocerla más a fondo.

Se había enterado, por un vago comentario de la pelinegra, es su plato favorito era la pisa y su película preferida era the notebook.

Se sentía ridícula ya que, incluso después de varias semanas de aquella conversación, ella aún recordaba esos detalles y que además la hiciesen sentir bien.

Durante todo este tiempo, también había aprendido algunas expresiones faciales de Verónica, cuando ellas estaban estudiando y no se hablaban. que mordía su lápiz al concentrarse, arrugaba la nariz al estar disgustada o que comenzaba a morder sus dedos cuando claramente estaba aburrida.

"idiota. Idiota. Idiota...", se decía a sí misma mientras se sentaba en su mesa de siempre. Parecía una acosadora cuando ni siquiera eran amigas.

La observó un rato, esta vez sin disimular mucho, y después frunció el ceño, enojada.

¿Por qué la hacía sentirse así?

Ya lo tenía claro, detestaba a las niñas mimadas con todo su ser. Y todo por Verónica, que parecía no terminar de salir de su cabeza.

Extrañamente, Verónica levantó el rostro, y con cierto cuidado observó a la rubia. Sus ojos se encontraron y Betty permaneció tranquila (o al menos intentó aparentarlo), como si estuviera mirando hacia el paisaje al otro lado de la ventana que había detrás de la pelinegra.

Parecía funcionar, ya que de reojo observaba como Verónica no la veía extrañada, la ojiverde incluso sospechaba que la miraba fijamente.

Betty no lo pudo evitar, pero se le disparó el impulso. Y ahora, sintiéndose más valiente, dirigió sus ojos fijamente a Verónica, qué tenso los hombros al haber sido descubierta mirando.

RIVALES BERÓNICA (adaptación)Where stories live. Discover now