¡Que gay!

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Un mes. No había transcurrido más de un mes desde que comenzaron las clases y Betty ya había demostrado un punto.

Bueno, dos.

Primero, ella era (junto con varios chicos) el objetivo de las burlas en el salón. Y segundo, Verónica y sus amigas si eran unas idiotas.

Siempre la fastidiaban no todo el tiempo era la pelinegra quien lo hacía, pero sí sus amigas y Verónica solo se reía de Betty.

Kevin, aunque nunca se hubieran metido con el por su gran carácter, siempre permanecía con Betty y Toni para que asi no las molestasen más de lo debido.

Toni Topaz era una chica que Betty había conocido en el baño, cuando terminó embarrada de sopa. Un chico le había jugado una broma a la hora del almuerzo.

Kevin faltó ese día a clases y por esa razón estaba sola, o eso pensó, hasta que escuchó unos débiles sollozos provenientes del baño y descubrió a la rubia sentada en el piso.

Se colocó junto a ella, que también tenía el cabello mojado. Permanecieron en silencio, hasta que Betty habló.

- ¿Qué te hicieron?

-Metieron mi cabeza al inodoro. – le sorprendió, ya que las chicas de su salón eran malas, pero llegaban a tales extremos. – Fueron los de quinto. – aclaró, al ver la mirada horrorizada de Betty

Ella suspiró, pensando estúpidamente que Verónica era mala pero tampoco tanto. Se regaño mentalmente al pensar en ella. ¿Pero qué le sucedía?

- ¿Tu? – le preguntó, señalando su camisa manchada de un liquido espeso.

- Sopa de champiñones. – arrugó la nariz y después olfateó la tela. - Lo peor es que odio los champiñones. - la chica soltó una risa débil. - ¿Cómo te llamas?

- Toni Topaz, ¿y tú? – preguntó, estrechando su mano.

- Betty Cooper, pero dime Betty.

Eso fue hace dos semanas atrás y las chicas de inmediato hicieron clic. Le presentó a su compañero alto y ahora eran un trío de amigos inseparables.

Si alguien intentaba molestarlas, salía Kevin a su defensa e incluso dejaba en ridículo al mismo abusivo, por ello Betty y Toni lo adoraban.

pero hoy, sus 2 amigos se encontraban en clase de arte mientras ella iba a historia.

se hallaba guardando unos libros en su casillero cuando observó una libreta azul en el piso. La recogió y pensó que era similar a la de Verónica. Ella sabía que era estúpido pero, siempre que la pelinegra estaba cerca, Betty no podía evitar mirarla.

Por esta simple razón podía asegurar que esa libreta debía pertenecer a Verónica Lodge, la pelinegra la cargaba con ella casi todo el tiempo.

Escuchó unos pasos apresurados por el pasillo, acercándose, y una voz hablándole.

- ¡Oye, eso es mío! - reconoció la voz de la pelinegra y se giró para mirarla. Allí estaba, frente a ella, y pasaba sus ojos de la libreta al rostro de Betty. – Devuélvela- pidió, muy autoritaria.

A Betty le molestó un poco su tono de voz, pero preferiría no hacerla enojar. Verá Dios que le hacían ella y sus amigas si no le entregaba.

A l recibirlo, Verónica lo abrazó contra su pecho y suspiró, aliviada. Después clavó sus ojos oscuros en Betty, muy severamente.

- ¿Qué hacías con él? - preguntó de forma acusatoria y Betty arqueó una ceja.

- ¿Yo? Nada. Soló lo encontré, en el suelo. – dijo, observando con irritación sus ojos negros, le enfadaba saber que la ponían nerviosa.

RIVALES BERÓNICA (adaptación)Where stories live. Discover now