Capítulo 31

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P.O.V. Escarleth.

Después de terminar las clases Diego y yo volvimos a mi dormitorio.

Intento hacer mis tareas mientras el me está torturando, cómo siempre.

A estas alturas terminaré desquiciada, igual que él.

En fin, cómo él es una máquina terminó sus tareas muy rápido, pero yo me tomo mi tiempo.

- Rápido nena, termina eso.

- Diego te juro que si no dejas de molestar no te hablaré en un año.

- No mi amor por favor.

- Bien, déjame hacer las tareas.

- Ok, sólo te pido una cosa.

- Mi almohada está en el armario.

- No, eso no.

- ¿Entonces?

- ¿Me das un besito?

- Estoy trabajando.

- Sólo uno.

Dijo casi implorando, se arrodilló cerca de mí, tomó mi silla y la giró a su dirección, dejándome enfrente de él, puso sus manos en mis rodillas y me sonrió.

- ¿Si te doy un beso me dejarás trabajar?

- Sí.

- Bien, promételo.

- Lo prometo mi amor.

- De acuerdo.

Lo tomé por sus mejillas, él cerró sus ojos, lo observé, sonreí... y le di un beso en la frente.

- Ya está, ahora largo.

- Pero ese no fue un beso.

- Claro que si.

- Claro que no. Un beso es en los labios.

- Un beso es un beso, y tú no especificaste donde querías el beso, debiste haber especificado.

- Se supone que me lo darías en los labios.

- Supusiste.

- El trato no se cumplió.

Dijo raro, no entendí, tomó una de mis piernas y comenzó a besarla.

- Diego basta, no me gusta.

Dije bastante incomoda.

- ¿Me darás mi besito?

Preguntó aún besando mi pierna.

- Sí.

Él soltó mi pierna dándole un último beso.

Volví a tomar su cabeza por sus mejillas y junté nuestros labios... Sus labios son lo más rico que mis labios han probado, es simplemente exquisito. Siempre que lo beso, siento esa necesidad de besarlo infinitamente.

Nos separamos y él me sonrió para luego juntar nuestras frentes.

- No soy digno de ti mi nena.

Dijo sonriendo, pero había tristeza en sus palabras... No entiendo porque mi pecho se puso caliente en ese momento. Una necesidad de hacerlo sentir bien se apoderó de mí.

Aún con las frentes unidas le di un beso pequeño en los labios y le sonreí, él imitó mi acción para luego tomarme por la cintura y acostar su cabeza en mi pecho.

Después de un rato nos separamos, yo continué con mis tareas y él se puso a jugar en su teléfono.

Unos momentos después ya había terminado de hacer mis tareas, ahora estamos juntos, él empezó a ser fastidioso otra vez, así que se me ocurrió una idea.

Vuelve, Ámame Y No Me Olvides.Where stories live. Discover now