Amigos

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Habían pasado cuatro semanas desde que conocía a Emma, ya no me sentía incómodo, pasaba bastante tiempo en el departamento con nosotros, me enteré que había vuelto hace muy poco al país, era fotógrafa y siempre se encontraba viajando a donde su revista la necesitara, también descubrí que Alex era su eterno novio, estaban juntos desde que tenían 15 años y se conocían desde toda la vida, podía ver en ellos la confianza que se tenían y el gran amor que había entre ellos, eso me bastó para matar, la pequeña esperanza de poder tener algo con ella, Emma era de compromisos serios y yo solo un jugador, conocía esa parte  de mí y yo lo que ella  opinaba de ello, opinaba que no era algo reconfortante, que la gracia en el amor era sentirse cómodo,  acompañado y amado y que mis aventuras de una noche jamás me iban a entregar eso, eran vacías, tan solo prometían lujuría y ni siquiera un buen sexo, ya que para ella el sexo ha de ser  acompañado  de sentimientos, sino no era nada.

Estaba sumergido en mis pensamientos, cuando siento tocar el timbre insistentemente, me apresuré a abrir la puerta para ver quién llevaba tanta premura, me sorprendía al ver a Emma echa un mar de lágrimas, no me dio tiempo a reaccionar o a preguntar algo, cuando de imprevisto se avalanzó hacia a mí, me abrazó y lloró con más ganas, la rodee con mis brazos, le besé su cabeza mientras le entregaba palabras tranquilizadoras, como pude traté de guiarnos más a dentro para poder cerrar la puerta, estaba seguro que no quería que nadie la encontrara en ese estado, la llevé al sofá y continué consolándola, no quería decirle nada mas, ya que no sabía qué era lo que le ocurría, no podía imaginarme que la tendría en ese estado. Su llanto era desgarrador y podía ver en ella un vacío en sus ojos, fue ahí cuando recordé que yo había visto esa mirada vacía y sin vida hace un tiempo atrás. Conocía muy bien ese sentimiento, fue así que me encontraba después que Elena se marchara, vacío  y con una pena que pensaba que nunca iba a acabar, sentí que comenzaba a faltarme el aire, creía que la había superado, pero solo bastaba ver a alguien en la mismas circunstancias, para restregarme en la cara que desde que ella se fue era un hombre a medias, solo era completo junto a una persona y ella ya no estaba aquí y tampoco sabía dónde estaba.

Traté de separarme de Emma, pero no me lo permitió, no quería que nadie me viera quebrarme, ya no lo hacía, ella debía estar superada, debía estarlo, esto no me puede afectar, soy un hombre nuevo, con muchas chicas que están dispuestas a pasar un noche sin ataduras. "Vacío, vacío" eran las palabras que retumbaban en mi cabeza, no era capaz de ocultarlas. Emma se fue retirando poco a poco de mi pecho.

-Diego, yo... lo siento, no sabía donde ir, se que mi hermana y Andrés salieron y que tú estarías solo, los llamé antes de venir, con todo el asunto de mi trabajo, no tengo amigos a los que acudir, disculpa si te viste envuelto en una situación incómoda.- me recompuse lo mas rápido que pude.

-Emma no tienes porque disculparte, yo puedo estar si me necesitas, lo que no logro entender que es lo que acaba de suceder, también podré entender  si no quieres contarme nada, puede ser ese amigo que solo está ahí para ti, sin pedir nada mas.- pude ver el agradecimiento en sus ojos, aunque seguían estando vacíos.

-prefiero decir en voz alta lo que tengo guardado en mi alma, siento que solo así podré liberarme un poco, también sé que tú eres la única persona que me comprenderá, mi hermana me contó lo que te sucedió con el amor de tu vida.- me tensé de inmediato, solo la miré y no dije nada, esperando a que ella continuara, yo no iba a decir nada, mi historia ahora me pertenecía solo a mí. 

-hace dos días Alex y yo discutimos, no fue cualquier discusión, fue una muy seria, me pidió que deje mi trabajo, quiere casarse conmigo, sé que lo amo, que no imagino mi vida sin él, pero no quiero dejar de hacer lo que me apasiona, yo nunca le pediría que dejara su trabajo para estar conmigo, le traté de explicar, pero rebatió que él quería hijos y me preguntó cómo lo haríamos ahí. Nunca he pensado en tener hijos, sé que ellos no son compatibles con mi estilo de vida, viajes, hoteles, aviones, nunca un lugar estable, todos son mi hogar y ninguno a la vez.- podía ponerme en el lugar de Alex, sabía qué cuando tienes a la mujer que amas, lo único que quieres es pasar cada minuto del día junto a ella y no imaginas una vida separados, también entendía a Emma, le gustaba su trabajo, pero pensé que por su forma de ser, sería una mujer que pone primero el amor, pero por lo visto no es así.

-Emma, estás segura de esto, los he visto juntos, y son una pareja sólida, no los veo  haciendo su vida por separados.

-le dije que siguiéramos como estábamos, somos felices así, pero él me dijo que solo lo  hacía porque no podía tenerme de otra manera, que me amaba y necesitaba despertar junto a mi todos los días, dijo que llevábamos varios años así, y él ha aguantado, pero quiere un compromiso más serio y si yo no estoy dispuesta a dárselo,  lo nuestro no puede continuar, él debe mirar hacía delante, no puede ser el eterno novio, que queda esperando en la ciudad por una visita rápida y nada más, quiere una mujer que yo no puedo ser, Diego.- no sabía que decirle, se veía afectada por todo, pero también decidida a que era lo correcto de hacer.

-no sé, si quieres que te diga algo, creo que cualquier cosa que diga no servirá de nada, estás decidida y no vas a cambiar de opinión por lo que yo hable, aunque sabes que te vas a romper.- me miró por un momento, el silencio era reconfortante, no teníamos nada que decir, ella ya había tomado una decisión y ambos lo sabíamos, iba a dejar partir a Alex, no me imagina dejar marchar al amor de tu vida, no lograba comprenderla del todo, yo nunca hubiese dejado marchar a Elena, pero por lo visto, no todos pensábamos igual del amor.

-no puedo ser egoísta, lo amo mas que a mi vida, no puedo quitarle que cumpla la vida que él quiere, el desea una mujer a su lado, hijos, formar una bella familia, y yo nunca he pensado en establecerme de esa manera, lo amo y pensé que lo que teníamos era único y que nos bastaba con eso, pero por lo visto uno de nosotros ha estado siendo infeliz en silencio y lo adoro lo suficiente para dejarlo partir y que sea feliz sin mí, aunque tenga que verlo ser feliz junto a otra.- no pudo decir nada mas, las lágrimas comenzaron a correr por su rostro nuevamente, volví a abrazarla, ella me necesitaba ahí, yo podía estar para ella, podíamos contar como  amigos, eso iba a ser así. 

Imagíname sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora