— sabes, no hay que sobrepasarnos

— tienes razón

Busco entre sus cajones, sacando un cuaderno muy conocido, diario con candado. Abrió la cerradura y busco entre las páginas.

— hice un par de anotaciones, pequeñas cosas que nos pueden ayudar —dijo— no hay tiempo límite

— ¿a qué te refieres? —le pregunté

— no importa cuánto tiempo pase en este mundo o en el otro, siempre regresaremos unos segundos después de perder la conciencia, cosas que viajan con nosotras pero solo las guardadas en nuestras pertenencias o con nosotras en mano con una sola excepción: la ropa —explico

— ¿la ropa no cambia?

— no, eh cambiado de ropa al estar en ese otro mundo, pero al regresar mi ropa es la misma que usaba al momento de irme —aclaro

— ya veo…

Me cuestione internamente las palabras de mi amiga. Esto era nuevo para nosotras, hasta hace dos semanas nuestra vida era normal y en un solo instante dió un giro de 180 grados, estaba claro que nada volvería a ser como era antes, pero… ¿a caso eso importaba?.
Ya no había marcha atrás solo quedaba seguir adelante descubriendo el como y el porque es que esto sucedía, no quería admitirlo del todo pero me emocionaba en cierta forma.

— T/N —llamo sacándome de mis pensamientos

— ¿que pasa?

— ¿que tanto pensabas? —ladeo la cabeza— ¿era en ese payaso rubio acaso? —sonrió

— no exactamente —desvié la mirada apenada

— ¿quieres volver? —me preguntó

— si… —respondí en un susurro

— pues hagámoslo ahora —sonrió emocionada

Nos sentamos sobre su cama, frente a frente, no estaba muy segura de cómo se llevaría a cabo el proceso por lo que no hice más que confiar en ella dejándome llevar.

— cierra los ojos —ordeno. Obedecí— piensa en ese mundo al que visitaste y quieres volver

¿Una meditación?. Simplemente seguí sus instrucciones, visuslizaba el circo, los aromas, las personas, a Popee…

— ¿estás lista? —me pregunto

— si —respondí de inmediato

— diviértete

Fue entonces que sentí como tronaba mi cuello  girandolo 180 grados, —“tiene más fuerza de la que imaginé”—.

Aún permanecía con los ojos cerrados cuando a los pocos segundos escuche un: "¡Ja!", Que me hizo abrir mis ojos de inmediato.

Ahí estaba de nuevo, sujeta a la pared y con un cierto rubio a unos metros de mi tan feliz y orgulloso de si mismo.

— te dije que hacertaría —dijo acercándose a mi

Entonces aquella manzana cayó de mi cabeza atravesada con la cuchilla justo por la mitad.

— está claro que soy el mejor —se idealizaba a si mismo

— no dude ni un instante —dije con una sonrisa

Aunque inmovilizada, nuevamente me encontraba en el circo, en ese mundo tan loco, extraño y bizarro que tanto me gustaba. —“estoy de vuelta”—
Mirar sonreír a Popee me hacía feliz, no pude evitar soltar una risa algo escandalosa que le hizo enfadar un poco.

— ¿de que te ríes?, ¿quieres que vuelva a lanzarte otra cuchilla —amenazo

— por favor no —controle mi risa— es que me alegra ser parte de tu acto

Aquel chico simplemente ladeo la cabeza confundido.

— ¡Popee! —grito una voz conocida— ¡¿qué crees que estás haciendo?!, la vas a matar idiota —le regaño si padre quien se acercó a mi para liberarme

— ¡claro que no! —contesto— es voluntaria para practicar

— no pasa nada Papi, yo me ofrecí —explique

— ¿en serio?

— te lo dije —se cruzó de brazos

Aquel hombre miró confundido y simplemente levanto los hombros aceptando lo dicho.

— el desayuno está listo, vengan a comer —se retiró después de mencionar aquello

— al fin, tengo hambre

Popee comenzó a caminar detrás de su padre, tan solo le mire, a pesar de darme la espalda me hizo sentir feliz, de nuevo estaba en aquel loco circo, regresé.

— ¿no vienes? —pregunto el aprendiz de payaso

— si, claro —le seguí

Me quedaría aquí tanto como pudiera, quería que Popee sintiera lo mismo que yo y estaba segura de que lo lograría, esa era mi misión.

Misión, enamorar a Popee ||Popeextu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora