— ¿Sabes que deseo? — Lola se ha acercado a mí por la espalda y me abraza por detrás — deseo comerte enterito, menudo culo te hacen estos vaqueros — me río.

— Me has leído la mente mi niña. Estaba pensando en no abrirle la puerta a nadie y quitarte la ropa ya — me besa la espalda y se retira.

— Es un buen plan — Andrés aparece por detrás vestido de rey mago. Este año es el pelirrojo. Lleva peluca y barba del mismo color. Se ha puesto unos mofletes con nariz de pega y un traje azul y plata — Vaya llevas traje pantalón. Eres un rey moderno.

— Hombre claro Lolita. Un rey mago se adecua a los tiempos que corren. Además, voy de incógnito — Lola se ríe a carcajadas y nosotros la seguimos. Es increíble lo gracioso que está Andrés.

El timbre empieza a sonar. Y Es Sofía, Nagore y Ndeye.

— Vaya, qué pronto hoy ¿no?

— Bueno — mi cuñada se acerca a mí — Las cosas cambian. Te has echado novia y todo. Fíjate si cambian — se ríe y entra. Sofía me abraza y el niño se lanza a mis brazos. Le cojo y le hago cosquillas. Entramos, saludan a Andrés y luego a Lola que ya viene con su botella de vino blanco a servir a mi hermana y mi cuñada. Veremos cómo acabamos esta noche.

— ¡Viva el vino! — grita mi hermana y brindan las tres. Ndeye está persiguiendo a los gatos. No sé qué tienen, que al crío le encantan.

— ¿Por qué no le coges al crio un animalito? Quizás así no estresaría a los míos — le digo a mi hermana. La verdad es que no es un reproche, me encanta ver al crio jugar con mis gatos y si ellos no quisiesen, tienen mil lugares donde esconderse. Además, Lola desde hace unos meses, está colocando cajas y cajones para los gatos por toda la casa, para que jueguen y se escondan. Y son todo un éxito gatuno.

Vuelve a sonar el timbre de nuevo, abro y mis sobrinos entran cargados hasta los topes. Eros se mete directo a la cocina, tras saludar desde la lejanía a los que están en el salón, se coloca el mandil y se pone al lío. Cómo esta es y siempre será la casa de todos, todos se sirven a su antojo y saben dónde se encuentran las cosas. Es lo mejor, así no hay que estar detrás de nadie. Enzo, mi madre y Manolito entran a continuación también cargados. Dulces y alcohol.

Mi madre me da dos besos y después de dejar las cosas en la cocina. Se sirve vino blanco también y se dirige directamente a las chicas.

— Mamá, hoy dice que se va a dedicar a ser una invitada — miro a manolito que está dejando cosas en la encimera — ¿Puedo poner la consola del salón?

— Claro, pero ¿me das, aunque sea dos besos? O como mamá es una invitada, pasas de mí — le digo a mi hermano pequeño.

— Qué pesados con los besos. ¡Odio los besos! — se acerca, me a dos besos de soslayo y rápidos y se va hacia el salón. Pone la consola y empieza a jugar.

— A este ¿Qué le pasa? — le pregunto a Enzo que ya está en la nevera guardando los dulces.

— Ya sabes, empieza con esa edad de mierda, en la que les da vergüenza que le vean con su madre, que no les gustan las muestras de cariño. Y si le vieses en la puerta del colegio ¡Flipas! — Eros nos mira de reojo y sonríe — se hace el chulo y habla con unas palabras que casi ni yo, le entiendo.

— Normal — responde Eros.

Llaman al timbre de nuevo y abro. Es el hermano de Lola, David. Bueno no es su hermano de sangre, pero, como si lo fuese. Le he invitado porque me llamó hace un par de días para decirnos que quería venir a pasar la nochevieja con Lola y bueno, me pareció buena idea. No se lo hemos dicho a los demás, pero, a mi familia no le va a suponer un problema. Viene con Marcos, su padre. Y esto sí es toda una sorpresa.

Enséñame a volarWhere stories live. Discover now