Doniel: Antes de la Manzana Envenenada

Eran días donde la gente muy alta o muy pequeña era vista como abominables deformidades, se creía que estos partos traían maldición a toda la familia, las familias eran rechazadas socialmente. Pasaron algunas décadas y empezaron a haber enfrentamientos entre los reinos vecinos y también entre los distantes, así que aquellos que se convertían o nacían gigantes se volvían hombres muy admirables pues se utilizaban para la guerra, tanto fue que algunas, sino es que la mayoría de las guerras eran arregladas enfrentando cada reino a su gigante más fuerte. Pero por más que pasaron los años la suerte de aquellos de corta estatura, de aquellos enanos, simplemente empeoraba.

Familia donde nacía enano, familia que lo ocultaba hasta que muriese. En su mayoría los enanos no vivían mucho, tenían una esperanza de vida de 35 años, pues de manera seguida eran arrollados por las grandes carrozas, otras veces simplemente morían de depresión por estar ocultos en las penumbras de sus alcobas. Una mañana de sábado todo el reino se vistió de la nieve más blanca que jamás se había visto, qué increíble que nevase en plena primavera, parecía un milagro pues jamás había nevado en el reino y mucho menos en una temporada como esa, fue por ello que quisieron llamar a la recién nacida hija del rey como: Milagros; parecía un nombre encantador para una princesa, claro que a la reina no le pareció y al ver cómo caían los bien formados copos de nieve sobre el reino, pensó: Se llamará Blanca.. Blancanieves. ¡Qué bendición! Pero no del todo La reina murió en el parto, y así Blancanieves fue la luz para su padre ante el duelo de la pérdida, hasta que en una de las últimas guerras quedo ciego por el humo de un cañón. Ciego, el hombre se refugió en el amor que le ofreció la hermanastra de su difunta reina, pero no fue tanto el amor para que soportase y eventualmente murió. En fin eso es otra historia, a los dos años de haber nacido la princesa, en una casita hecha de madera en el pueblo, nació un simpático hombrecito, al cual llamaron Doniel, y esta será la historia de Doniel, el enano Tontín.

Doniel fue el cuarto hermano de cinco, durante un tiempo tuvo una vida alegre debido a que su hermano menor era más bajo en estatura que él, por ende sentía por primera vez que era mayor que alguien de la familia. Doniel y el pequeño hacían muchas travesuras en casa, en casa, debido a que se le prohibía a Doniel salir, esto por la vergüenza y deshonra que traía a la familia. Al padre no le importaba el enano, nunca le daba valor como hijo, claro se ocupaba bien de alimentarlo y que estuviese sano, pero jamás lo llevaba a pasear al campo ni le enseñaba sobre el negocio que tenían como a los demás; la mamá, en cambio lo despreciaba al máximo, jamás compartía una palabra con él, cuando se trataba de tener contacto con él mandaba al hijo menor para que le comunicase lo que quería.

Un día el hombre de la casa cumplía ya 50 años y para esto realizó toda una fiesta, mucha familia y amigos estaban invitados a la fiesta en la casa, todos excepto Doniel. Cada vez que iba a haber algún evento en la casa, Doniel debía esperar el permiso de su madre para poder salir de la habitación, para poder estar un rato en el festejo con los demás. Ese día la madre andaba alterada por los arreglos y la preparación de la cena de cumpleaños; al ver que cada vez estaba más cerca el obscurecer, Doniel se empezó a arreglar, así al obtener el permiso no perdería el tiempo para vestirse y así disfrutaría más un poco el convivio. De pronto se escuchó que tocaron a la puerta, eran los invitados, se escuchaba todo un regocijo y el olor de la comida era impresionantemente sabrosa, así Doniel bajó paso a pasito con sus zapatillas (echas especialmente para él, pues tenía unos muy diminutos pies) y sigilosamente se asomó entre los barandales de las escaleras; todos bailaban, y lloraban de la risa, la madre atacada de la risa se orgullecía de sus 4 hijos, ya eran todos unos varones grandes y fuertes, al voltear a ver hacia las escaleras entró en ira, pues se topo con la mirada de su hijo enano, con cautela se levantó de su asiento y fue hasta él y lo corrió a su cuarto. Doniel corrió a toda velocidad mientras se tropezaba con todos los escalones, por cada dos escalones que subía tropezaba otros 4. El hermano menor vio esto y entonces fue a andar con Doniel a su cuarto, éste lloraba como bebé sobre su almohada, la almohada para él era su consuelo. A mitad de la celebración, todos dejaban de hacer lo que estaban haciendo, para que los hijos honrasen al padre con chistes, gracias, trucos, etc. El hijo menor debía bajar para hacer su truco al seguir, pero entonces tuvo una idea: