Inspiró profundo y apretó sus ojos fuertemente mientras la puerta de la habitación resonaba repetitivamente, espabilando sus ensoñaciones y anunciando visitas que aguardaban por la señora. Volvió sus ojos a ella, ajena a todo mal y lamentó tener que despertarla, aunque ya era media mañana.

Observó con atención las palabras dibujadas en aquellos papeles, la firma del notario y su nombre junto al apellido de Drake

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Observó con atención las palabras dibujadas en aquellos papeles, la firma del notario y su nombre junto al apellido de Drake.

Caddy apretó su frente, concentrada y analítica, aturdida por las palabras de John que continuaban saliendo de su boca como un vendaval repleto de razones y más razones por las cuales debía firmar. Ninguna era ilógica ni alocada, no eran fábulas fantasiosas ni artilugios para engañarla. Tragó saliva y oyó con atención los argumentos de su primo, de su amigo y de todo lo que consideraba familia.

—Es lo único que he podido lograr. Hablé con mis abogados y no hay nada más que hacer, Caddy. El matrimonio ya es un hecho consumado y de igual manera dar marcha atrás sería despreciable y vergonzoso. Jamás lo aceptarían y terminarías exiliada sabrá Dios a dónde. Esto creo que sería una manera de protegerte a ti misma y de alguna manera dejar que yo también lo haga, como siempre ha sido, como siempre lo he hecho y te consta. —Asintió levemente y volvió a mirar los papeles que llevaba en la mano. Su corazón se apretó fuerte al oírle, pensando en aquellas ironías: ella sacrificándose por ayudar a su primo, por salvar su honra y probablemente su vida; ahora él se ofrecía a salvar el dinero de su familia, una que no conocía, ignorando que de alguna manera era lo que menos le importaba. Quizás John creía que así era, no había entendido que en realidad era su identidad y su independencia las que había perdido.

Inspiró profundo y miró la pluma que reposaba sobre la mesa de la biblioteca. Las afirmaciones de Drake pasaban una y otra vez frente a ella. Infinidad de advertencias sobre su inocencia y las irracionales afirmaciones sobre John al que apenas conocía.

— ¿Qué sucede? ¿Acaso dudas? —preguntó con dulzura y comprensión.

—No es eso. Es que estoy tan agotada, exhausta de que mis días últimamente giren alrededor de dinero y más dinero.

—Caddy... si no me necesitas, podrás hacer de cuenta que no estoy y que este papel nunca fue firmado. De lo contrario, podrás estar tranquila que contarás con mi respaldo y con todo lo que pueda guardar para ti. Será mi manera de protegerte... ¿entiendes?

Se puso de pie y caminó hacia el amplio ventanal que daba al jardín de enfrente. Drake, a lo lejos, hablaba con sus hombres dando órdenes y alistando su caballo. Se volvió hacia la casa y lo observó caminar con determinación y cierta prisa mientras se detenía junto a los cerezos y dos damas se aproximaban a él. No podía distinguirlas bajo sus sombreros y el parasol, pero eran visitas de los Law, estaba segura. John continuaba hablando, ajeno a sus pensamientos perdidos en el torso de su marido que se inclinaba para besar la mano de aquellas damas. Caddy inspiró profundo al observar aquel hombre, tan extraño, tan salvaje y misterioso como inteligente y vivaz. Tan áspero como dulce, tan amenazante como protector. Tragó saliva al verle sonreír, sintiéndose confundía e insegura. Él parecía envolverla cada día en una corriente vorágine de sobresaltos y peligros, arrastrándola hacia donde no deseaba, obligándole a tomar decisiones que jamás había considerado y haciéndole dudar hasta de sus más profundos cimientos; pues allí se encontraba, preguntándose si firmar aquellos papeles sería lo más acertado.

ANTE TI, SOYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora