Capitulo XX

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Para el pequeño peliverde el tiempo parecía ir en cámara lenta, no escuchaba las palabras de su viejo maestro, pero a través del reflejo en el suelo podía ver como claramente el hombre movía un sable de luz hacia él.

–"Tal vez es lo correcto"– pensaba el pequeño –"no tengo la fuerza suficiente", "soy débil", "el más pequeño de la aldea", "un inútil", "no puedo proteger a nadie", "no puedo salvar a nadie", "solo me queda morir"– eran las palabras que cruzaban su mente una y otra vez, mientras viajaba por sus recuerdos, en la granja de su familia, jugando con los demás niños de la aldea, el jugar con sus padres, el cambio de las estaciones para finalizar con la imagen su hogar en llamas y los cuerpos de sus padres muertos frente a él.

–"no"– se dijo mentalmente mientras su mente se aclaraba y sus recuerdos se mantenían fijos en el día en que sus padres murieron, un recuerdo que no tenía del todo claro, podía ver una oscura figura frente al cadáver de su padre su madre se encontraba de rodillas en el suelo llorando –"no quiero"– cruza su vista con la de su madre ella se levanta y corre hacia él gritando su nombre, grita su nombre, entonces la figura se gira y lanza un corte con un sable de luz sobre su madre la cual cae al suelo, aún se encuentra con vida sigue gritando desde el suelo mientras lagrimas comienzan a caer por su rostro la figura clava el sable en la espalda de su madre, dice algo antes de morir con una sonrisa y lágrimas recorriendo su rostro –"¿qué dijo?", "no quiero morir", "¿qué dijo?", "¿qué dijo?"– se repite constantemente en su mente mientras la escena de su madre se repite una y otra, y otra, y otra vez, entonces como si se abriera una cerradura el recuerdo se vuelve claro y nítido pudiendo escuchar claramente la voz de su madre.

– Se fuerte mi niño – esas fueron las últimas palabras de su madre –"es cierto si hubiera sido más fuerte no hubieran muerto, si fuera fuerte nadie volvería a pasar por encima mío, si fuera fuerte podría vengarlos, quiero ser fuerte, deseo fuerza"– y de la misma forma en que se clarifico la voz de su madre la figura oscura que asesino a su madre se volvió clara como el cristal y lo que vio fue su Antiguo Maestro.

La ira en el pequeño exploto como un volcán en erupción, una gran ola de poder lleno su cuerpo y una sola idea se fijó en su mente, lo iba a matar, mataría a su maestro, vengaría a sus padres, no le importaba el costo o lo que sucediera después solo quería descargar toda su rabia en aquel hombre.

– NOOOO – grito con ira cuando el sable que empuñaba su maestro estaba por alcanzar su cuello.

Un gran empuje de la fuerza surgió desde el pequeño peliverde, lanzado al hombre hacia atrás, este a duras penas logró sostenerse quedando de rodillas en el suelo, incluso los demás presentes se vieron afectados por esta a excepción del Lord Sith, el viejo maestro del niño dirigió su mirada al pequeño cruzando su mirada con la de él sus ojos ya no eran de su típico color verde sino que ahora eran amarillos con un borde rojo podía sentir la ira dirigida hacia él, el hombre rápidamente se erigió y se lanzó nuevamente contra el pequeño, el peliverde rápidamente atrajo un sable hacia él atrapándolo no le importo de quien fuera el dueño el solo quería matar al hombre frente a él.

Una vez tuvo el sable en sus manos lo activó, a pesar de no tener entrenamiento con este, se movió de manera instintiva logrando bloquear el golpe de su maestro de la misma forma el pequeño lanzó un golpe, pero con una gran fuerza bruta, para su maestro fue fácil bloquearlo, pero la fuerza del golpe le hizo temblar y perder su postura obligándolo a retroceder, de esta forma comenzó una brutal lucha de sables de luz entre Maestro y Aprendiz.

El peliverde atacaba con golpes bruscos y fuertes, fluyendo como si el sable fuera una parte de él, por su parte el antiguo jedí bloqueaba de manera elegante y precisa sin hacer movimientos innecesarios demostrando así su experiencia con el sable de luz, el hombre giro sobre sí mismo para utilizar el impulso de su movimiento y lanzar un corte descendente que el peliverde contrarresto con un bloqueo horizontal debido a la diferencia de estatura entre ambos al pequeño se le dificultaba mantener el bloqueo pero su ira le daba la fuerza para resistir.

Izuku, el gran almirante imperialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora