- ¡pude estallar toda la mansión! - volvió a gritar. Eso era mentira ya que las cantidades de químicos eran tan pequeñas que solo hubieran provocado dejar al rubio cenizo con un par de quemaduras mínimas.

- Lo siento Kacchan, pero mi tía... quiero decir- corrigió rápidamente- la señora Bakugo, dice que el tratado se mantiene en la reunión del sábado. Nada de explosiones o intentos de homicidio. - recalcó el menor regalando una mirada a su amigo de "lo digo en serio".

Katsuki puso los ojos en blanco bastante fastidiado, ya lo sospechaba un poco, si su madre quería una cena tranquila entonces ¿para qué iba él?

- Entonces no voy, solo me voy a aburrir. - dijo en voz alta.

- Se lo dije, pero ella quiere que aprendas hacer negocios de forma civilizada. Kacchan, te harás cargo de todo esto y no solo te puedes dedicar a torturar a la gente.

El cenizo se sintió todavía más fastidiado por el comentario, el peliverde tenía razón, pero no lo iba a admitir. Si es tratado se mantenía significaba que líderes de otros países y mafias estarían presentes para el cierre de tratos y quizá alguna que otra subasta.

- Agh, como quiera esa maldita bruja. ¡Ahora lárgate que estoy ocupado! - le dio la espalda a su amigo, sus ánimos ya estaban decaídos y él muy molesto. - maldita bruja, todo quiere y nada me da - Katsuki comenzó a murmurar sus quejas mientras se movía de un lado a otro.

- ¿Puedo ir? - el ojiesmeralda estaba emocionado por la reunión, ya hace mucho que no salía a trabajos de ese tipo y cuidar a Kacchan sería difícil, pero valdría la pena si sus sospechas de que cierto hombre de cabello disparejo podría aparecer en el fin de semana.

- ¡Ya vete de aquí maldito nerd o te matare por fastidioso! - el rubio tomó al menor por el cuello de la camisa arrastrándolo de su laboratorio y lo empujó fuera. El pecoso iba a protestar, pero antes de poder hacerlo el joven de ojos carmín le cerró la puerta en sus narices.

Katsuki maldijo al aire de solo imaginar que su única tarea seria firmar permisos para circulación al mercado negro. Por lo menos si los mercaderes clandestinos también asistían podría participar en las subastas y matar el tiempo en lo que el resto terminaba.

La semana transcurrió rápido y estaban a solo un par de horas para que el cenizo partiera junto a su compañera de larga cabellera a la recepción. Katsuki vestía un traje color azul marino con rosas blancas en el chaleco como símbolo de su familia y camisa roja, mientras momo portaba un precioso vestido rubí de espalda descubierta, para estar a juego.

El ojirubí estaba exasperado puesto que no encontraba su corbata negra, cuando otros tres jóvenes de su misma edad surgieron del pasillo a su cuarto con vestimentas muy elegantes.

- ¿Quién quieres que maneje? - pregunto la pelirrosa- yo dije que puedo hacerlo, pero Uraraka dice que será mejor si entro con ella, pero resulta que Midoriya no quiere quedarse en el carro.

La chica seguía discutiendo con sus otros dos amigos por quien pertenecería a las afueras propiedad, el cenizo estaba procesando un poco la situación y divisó las vestimentas de los jóvenes.

- ¡¿Qué demonios...?! ¡¿Por qué están vestidos de esa forma?! - todos callaron y miraron al rubio como si estuviera loco- ninguno de ustedes irá, Yaoyorozu será la única acompañante así que jodanse.

los tres mostraron indignidad por la orden y inauguraron sus reproches.

la pelinegra entro a la habitación mientras sus amigos rodeaban al cenizo con preguntas que apenas y se entendían, este estaba a nada de estallar e hizo lo más correcto que le cruzó por la mente. Intervenir.

- ¿Qué sucede?

- ¡Sucede que ya nos vamos! - contestó Katsuki

- ¿Y nosotros qué? - brinco la castaña y los otros dos chicos se pegaron a Katsuki cual chicle en el zapato.

- ¡Ustedes nada, no va a ir y ya!

- ¡¿pero por qué?!

El de ojos carmín ya irritado señaló al peliverde- parlanchín- dijo, su dedo voló a la pelirrosa- exhibicionista- y por último la castaña- distraída.

Los señalados más indignados que antes iba a comenzar una discusión cuando la señora Bakugo entró a la habitación haciendo callar de inmediato a todos con su imponente presencia.

- se supone que ya estén de salida, la camioneta los está esperado.

- ¡Ya me iba, pero estos inútiles se ponen en mi camino! - volteó a mirar a la de vestido rojo- momo, vámonos - la pelinegra asintió y comenzaron a caminar por el pasillo.

- Tengo que viajar más tarde así que los cinco asegúrense de volver completos.

- Querrás decir dos.

- Cinco dije- sentenció la mujer- necesitan refuerzos y quienes te cuiden la espalda.

Mina, Uraraka y Midoriya estaban hechos piedra en el umbral de la puerta, sin nada que decir o hacer, momo estaba detrás de Katsuki sujetando su mano como señal de apoyo, el cual tenía las manos cerradas en puños para controlar un poco su ira.

- ¡no necesito que me cuiden, bruja!

La madre del cenizo no cambio su expresión autoritaria pero ahora también reflejaba tanto ira como dolor- sí, bueno. Eso dijo tu padre y ambos sabemos cómo acabo.

creo que lo mejor será subir los capítulos miércoles y/o jueves, para escribir a gusto los fines de semana. 

Un pequeño trato   [kiribaku]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ