Enciendo la bobina mientras Lorna abre el libro y empieza a contar la historia desde su versión interpretando los dibujos.

Termino mi trabajo escuchando sus adorables expresiones dramáticas y no puedo evitar sonreír todo el tiempo.



(...)

Lo primero que escucho al abrir la puerta del departamento es música y lo primero que veo es a la perezosa perrita que Jimmy le regaló a Lorna, la cual se encuentra durmiendo en uno de los sofás.

Lorna se sobresalta cuando cierro la puerta pero continúa durmiendo, froto su espalda y camino hacia la cocina. Teagan se encuentra ahí, preparando la cena y baila la música que sale de la laptop sobre la encimera. Se gira con la sartén en su mano y me paralizo cuando se asusta al vernos, pero afortunadamente reacciona a tiempo y salva la cena de caerse.

— ¡Mierda, me asustaste! —deja la sartén en medio de la mesa que ya se encuentra puesta.

— ¿Debo empezar a preocuparme de que no estés atenta a quién entra por la puerta? —alzo una ceja y ella aprieta sus labios con fuerza, rodeando la mesa hasta detenerse frente a mí.

—Hace poco dejé de tener pesadillas y sobresaltarme con cualquier maldito ruido parecido a un disparo, así que me niego a vivir todo el tiempo alerta en mi propia casa —se estira hacia Lorna y me agacho para que pueda besar su mejilla. Cuando intento besarla, mueve su cabeza y termino besando su mejilla.

— ¿Sigues molesta? —suspiro con cansancio y reacomodo a Lorna en mis brazos. La pequeña engendro envuelve sus brazos con fuerza alrededor de mi cuello, escondiendo su cabeza en un costado del mismo. Teagan me hace una seña hacia la habitación de Lorna y caminamos por el corto pasillo.

—Es que aún no entiendo porqué no puede ir a una guardería, Connor. Quiero que se integre con otros niños, solo convive con jóvenes y adultos tatuados —alza sus brazos con exasperación, entra a la habitación, yendo hasta la cama de Lorna y aparta la manta azul con dibujos de cohetes que dejamos que la pequeña engendro eligiera por su cuenta y que, como toda niña obsesionada con esa película animada de juguetes, decidió que esa manta era la indicada para su cama.

—Por si no te has dado cuenta, vive con dos adultos tatuados —replico, inclinándome para dejar a Lorna sobre su cama. La pequeña engendro se aferra a mi cuello por unos segundos, pero aparto sus brazos con cuidado y beso un costado de su cabeza. Teagan le cambia la ropa al pijama sin despertarla, luego besa su frente y asegura las cosas a los costados de la cama que evitan que ruede al suelo. Me muevo a la puerta de la habitación y me recargo en la pared con los brazos cruzados mientras la observo cubrir a nuestra hija.

—Ese no es el problema, si no que no convive con niños —enciende la lámpara de noche y se gira hacia mí siguiendo con un tema que sabía que no dejaría ir tan fácilmente.

—Falta poco para que vaya al preescolar, no veo cuál es la prisa, ahí conocerá muchos niños insoportables —me encojo de hombros y salgo de la habitación. Teagan apaga la luz del techo y me sigue hacia el comedor.

—Pero así podrías encargarte de la tienda sin que ella esté siguiéndote todo el tiempo —insiste, haciendo que me detenga abruptamente y ella choca contra mi espalda. Me giro y, tomándola desprevenida, coloco ambas manos a los lados de su cuello y la beso de una forma que nos deja sin aire a ambos. Ella se aferra a mi camisa y me sigue el beso con la misma intensidad. Bajo una de mis manos y aprieto una de las mejillas de su culo cubierto por su pantalón de ejercicio que no usa para ejercitarse. Ella se sobresalta y rompe el contacto, pero su respiración se escucha tan agitada como la mía. Estiro un brazo alcanzando una de las sillas del comedor y me siento, guiando a Teagan a acomodarse entre mis piernas abiertas.

Caótico Pasado (#1 Trilogía Vidas Tormentosas)Where stories live. Discover now