—No lo niego —sonrió con confianza.

Dolores comenzó a reír, —Ustedes son todo un caso.

—Somos novias pero Camilo no lo sabe, él es el amante —le susurró.

—Un triángulo amoroso, me interesa —levantó su pulgar, —Por cierto, hablando de ella...

—¿Escuchaste lo que sucedió?

La de moño rojo asintió, —Fue por casualidad, sabes que tengo que oír todo en un cierto tiempo para evitar que algo malo suceda en caso de que nos encontremos con algún peligro.

Asintió, —______ me pidió que no se lo contara a Camilo.

—Salomé tiene un odio hacia ______, me preocupa que pueda hacer algo más grave.

—Esperemos que no —pensó un poco y se le ocurrió algo—, ¿por qué no la escuchas?, tal vez podrías descubrir algo.

—Le prometí a Mariano que no lo haría. Salomé le pidió que hiciera eso, estoy segura.

Mirabel soltó un quejido, —¿Bruno podrá ver algo?.

Dolores ladeo su cabeza, —Tal vez.

—Se lo comentaré a ______, aunque espero que no vea algo malo o algo así.

—Conociéndola no querrá hacerlo, además que es demasiado inocente para darse cuenta de la crueldad en las personas.

—Y... tienes razón.

—Guardaré el secreto del chicle, no creo que a ______ le agrade saber que eso se supo.

Mirabel sonrió levemente, —Te lo agradezco y se que ella también.

—Amor, al fin llegaste —su madre habló desde la entrada de la cocina.

—Oh, si, siento la tardanza —se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla.

—Es hora de la comida —avisó a las primas.

—Voy de inmediato —Dolores caminó rápidamente hacia ellas.

—¡Mirabel!, ¿vienes de ver a ______? —cuestionó Camilo de forma inmediata cuando vio entrar a su prima.

Esta asintió.

—¿Ella está bien?

Un nerviosismo creció en la de anteojos, —Claro, por supuesto, ¿por qué no debería estarlo?, ¡no!, ¿por qué la pregunta? —intentó sonreír.

—Sólo quería saber —la miró de forma extraña.

—Y pensar que antes ni la soportabas —se burló Luisa.

—Uy, pero ahora hasta pregunta por cómo está —molestó Isabela.

Camilo volteó los ojos mientras un sonrojo se hacía presente.

—¡Y se sonrojó! —Luisa fingió llorar de emoción.

—Okey pero el crédito es mío —intervino la abuela—. Yo la elegí para la pintura y fue ahí donde surgió el amor.

—¡Abuela cupido! —celebró Isabela.

Todos comenzaron a hacer bulla.

En el Silencio [Camilo Madrigal] Where stories live. Discover now