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Las rosas, las jodidas rosas que no dejan de marchitarse cada tres días. Si, es estúpido porque se que eso hacen, y no, no me molesta cambiarlas cada día. Olvidando las rosas y decidió a hacer algo productivo en esta noche camino al sillón donde duermo y enciendo el computador.

Inmediatamente llega un mensaje de Marcela.

"Hoy me bañe, me veo hermosa".

Hay una foto de ella con el cabello mojado y formando un motín. Me siento feliz por ella, que haya podido superar todo lo malo y ahora sea una lucecita en mi vida.

"Que bien, hasta aquí me pegaba el olor a mortecina".

El visto aparece junto a una imagen de manos enseñando el dedo medio. La dejó en visto metiéndome al correo donde leo y miro con curiosidad las fotos que Clar me mando. Son estúpidas imágenes ¿Acaso no se cansa? Todos los días me manda diez imágenes por el correo y lo peor es, lo admito, son muy chistosas.

La pantalla se ilumina con una foto de Sebastián, contestó, su rostro aparece muy cerca de la pantalla.

—¿Qué quieres?— preguntó cuando este se inclina atrás bostezando.

No tengo sueño, supuse que tú tampoco estás dormido— entre cerré los ojos inclinando el vaso de yogur a mis labios— wtf Matthew, limpiarte parece semen.

Paso la palma de mi mano por mis labios, Sebastián sonríe y ruedo los ojos. ¿Cuándo será el día en que me dejen en paz?

—Ve a dormir— le cuelgo cerrando el computador. Me acuesto poniendo los brazos detrás de mí nuca y mirando al techo, la habitación está iluminada por la luz de la luna, creo que a Eliza le gustaría eso.

Me quedo mirando el techo unos minutos más pensando en qué hacer con mi vida, supongo que solo trabajar y estar en el hospital no me hará bien. Realmente nunca me había sentido así, ni estar tan aburrido como ahora mismo lo estoy.

Entrelazo mis dedos sobre mi abdomen y cierro los ojos. Recuesto la cabeza en la almohada y cierro los ojos tratando de conciliar el sueño pero nada. No sé cuánto tiempo pasa pero me mantengo en la misma posición hasta sentir mi cuerpo dormirse en algunas partes

Los calambres empiezan a adueñarse de mi cuerpo y tengo que levantarme para estirarme. No puedo dar dos pasos más porque algo le detiene, mi corazón late con fuerza y siento las bolas en la garganta. 

No quiero girarme, no quiero girarme, no debo hacerlo.

Me repito en la mente, tratando de que el corazón no se me salga del pecho. Tarde, cuando me giro estoy sudando, frío, pálido, el corazón latiendo diez mil por segundo, los nervios me carcomen y las ganas de llorar se intensifican cuando la miro.

A-g-gu-a.

Si, él lo dijo ella. Mi Bonita, ella está moviendo sus ojos de un lado a otro mientras murmuraba en sílabas la misma palabra "agua". Una lágrima salió de mi mejilla, estaba feliz 

¡Joder ¿Ella realmente está hablando o solo estoy soñando?!

Tengo que parpadear varias veces para poder procesar lo que está pasando y aun así no lo logró. Doy palmadas fuertes en mis mejillas mientras dudo en sí acercarme o no.

¡Joder ¿Realmente estoy dudando eso?! 

Podría acercarme, abrazarla, pedirle perdón de mil maneras pero tengo miedo, tengo miedo de que me rechacé y me mande al carajo. Tengo mucho miedo.

Pero supongo que tengo que arriesgarme.

Decidido me acerco quedando enfrente de ella, sus ojos se abren por completo y sus labios se mueven circulando palabras de igual manera.

Lo Siento, Francés #3Where stories live. Discover now