U n o

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Ya era hora de que los niños fueran a la cama, y a la vez, hora de que tu volaras alrededor del mundo y vigilaras a todos los niños debido a tu pequeño "oficio" como guardián. Flotaste durante unos segundos admirando luna y abriste tus alas de angel, dejando que la brisa nocturna acariciara su plumaje.

Tus guantes, aquellos que te daban ese inmenso poder, comenzaron a brillar y sonreíste con añoranza al recordar como los habías conseguido (y a la vez todo el sacrificio que hiciste para poder terminar siendo inmortal).

Bajaste volando tan rápido como podías hacia las casas de Burgess, con tu cabello blanco danzando con el aire, mientras una sonrisa aparecía en tu rostro.

Fuiste de un lugar a otro con la ayuda de los portales de Norte, para hacer tu trabajo mas rápido. ¿Pero, después de todo, cual era tu trabajo? Al haberte unido a los guardianas, terminaste llamándote El angel guardian, algo asi como un chiste privado, que se dedicaba a proteger a los niños, darles esperanza, fortaleza y reconfortarlos cuando mas lo necesitaban. Tu también los hacias creer en Santa, Tooth, Sandman, Bunny y por supuesto, en Jack.

Has estado haciendo esto por un centenario, y contando. Sin embargo, tenías una cosa importante que hacer después de tu rutina, y era ir a un orfanato, a las afueras de un pequeño pueblo.

Miraste por la ventana para asegurarte de que no habia nadie despierto y después la abriste. Tratando de no hacer ruido entraste a la habitación y con digusto, viste que una de las camas estaba vacia

La revisaste bien y después saliste del lugar, para dirigirte al lugar donde tu y Jack se habían conocido. Todo el lugar estaba cubierto de nieve, por si fuera poco. Además, escuchaste a alguien tocando la flauta y después viste a un pequeño niño, de siete años, con cabeño negro y piel muy blanca, con el mismo color de ojos que tu cuando aún eras humana y con dientes muy blancos.

Estaba sentado en una roca y se veía triste, cosa que te extrañó ya que siempre se veía emocionado y feliz cuando lo visitabas. Al fin, el niño se volvió para mirarte y te dedico un timida sonrisa.

-¿Qué te pasa, pequeño? ¿Qué le paso a tu brillante sonrisa?- Le preguntaste, sentándote junto a el. Pusiste tu brazo alrededor de sus hombros y el pequeño se acercó más a ti.- ¿Qué sucede?-

El pequeño sacudió su cabeza, tratando de restarle importancia, pero aun asi dijo:

-Nadie quiere adoptarme.

Para tu pesar, trataste de sonreírle con alegría, tomaste sus frágiles manos y cepillaste su cabello.

-¿Por qué, pequeño?- le preguntaste- No hay nada malo en eso, sabes, tu eres inteligente y talentoso, algún dia vendrá alguien que quiera adoptarte.

-Es que....es que algo extraño ha estado pasando conmigo, no se si solo soy yo pero...-

-¿Pero?- Lo alentaste al ver que guardaba silencio.

-Yo...- el susurro- -, Yo no puedo sentir el frio- Dijo el- Los otros niños salen con toneladas de ropa, mas porque es invierno, pero yo... yo puedo salir con una camiseta y un pantalón, inclusive quedarme en la nieve... pero aun así no pasa nada-

Lo miraste preocupada, pero trataste de que no lo notara, no sabías a que se debía eso... bueno, tal vez si lo hacías.

-Tú, eres especial, cariño... eso es lo que pasa-

-Pero lo niños me han empezado a llamar "raro" y me molestan- Susurró el con pesar.

Lo abrazaste y lo reconfortaste, a veces, habia situaciones como esa en las cuales no sabias que hacer, era algo extraño. Pronto, el pequeño se quedó dormido, y tu te dedicaste a cantarle las pocas canciones de cuna que recordabas. De repente, una brisa fría soplo y trataste de tapar al pequeño, que se removió ligeramente

El espíritu del invierno apareció delante de ti y tu le mandaste una mirada furiosa.

-¿Está dormido?- Pregunto el

-¿Tú qué crees?- Le respondiste sarcásticamente

Lo siento- Dijo el, sonriendo mientras se sentaba a tu lado.- ¿Cómo está mi pequeño yo?- Dijo mientras besaba la cabeza del niño.

Estoy preocupada. El esta cambiando, Jack. Ya no siente el frio- Le dijiste, frunciendo el ceño- Los niños... han empezado a molestarlo.

Pero yo no dejare que eso suceda, no quiero que se convierta en alguien... solitario- dijo Jack Cabisbajo.
Besaste ligeramente al guardian, sosteniendo una de sus manos.

-No pasará, estoy segura- Dijiste

Poco después, el silencio reino mientras los tres descansaban y disfrutaban ese pequeño tiempo juntos, o bueno, por lo menos tu y Jack. El guardián, acaricio la cabeza del niño y sonrio al ver que el pequeño también lo hacía entre sueños.

¿Puedes llevar a tu hijo de vuelta al orfanato?- Le preguntaste, rompiendo el silencio.

Jack te miro y después te beso apasionadamente, se separó de ti con una sonrisa y tocó una de tus sonrojadas mejillas.

-Querrás decir nuestro hijo-

Pusiste los ojos en blanco, pero sonreíste, Jack se llevó al niño y lo puso cuidadosamente en su cama, esperando no despertarlo.

Listo, pequeño- Susurro Jack dándole un pequeño beso en la cabeza al niño- Buenas noches, Jeff Winter Frost.

•Padres Guardianes Adolescentes• | Jack FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora