—Pobre, tienes que haberlo pasado mal, por eso no me gustan los ascensores, me da pánico quedarme encerrada en ellos—Comenta Bianca y asiento un poco aunque no puedo evitar pensar en como Spencer me ha enseñado que no debes usar la palabra pánico si no es que realmente lo sientes y sé que ese no es el caso de mi amiga.

—Iré a por algo de beber—Informo y ellas asienten.

—Te acompaño—Me dice Austin y yo asiento un poco, al levantarme veo como mis amigas me lanzan miraditas, a lo que niego con la cabeza.

—¿Cómo estás?—Me pregunta Austin.

—Estoy bien ¿y tú?—Pregunto de vuelta.

—Bien también—Responde. —Cansado de los entrenamientos, tengo mucha presión encima.

—Supongo que esa es la consecuencia de ser el capitán del equipo—Le sonrío levemente y él asiente.

Se que Austin no es mala persona, pero nuestras conversaciones siempre acaban siendo iguales, vacías y bastante incómodas lo que me hace no tener mucho interés en hablar con él. Es buena gente, pero termina siendo de esos chicos que son un físico y poca cosa más. Así que por mucho que insista, por mucho que vaya detrás mío, estoy bastante segura de que no va a acabar gustándome.

Una vez en la barra, pido mi bebida, antes de girarme hacia Austin, que me dedica una de sus encantadoras sonrisas, como dirían mis amigas.

—¿Tú quieres pedir algo?—Lo miro curiosa.

—No, estoy bien—Responde y asiento. —Solo quería acompañarte.

Cuando ya tengo mi bebida, le sonrío levemente y después volvemos a la mesa con los demás.

El resto de la tarde no es demasiado interesante, no puedo evitar pensar en las ganas que tengo de poder descansar después del día agotador que llevo hoy, mientras Lucy y Bianca llevan como más de media hora hablandome sobre no sé qué fiesta a la que tenemos que ir sí o sí este fin de semana, porque según ellas estará todo el mundo. No creo que esté todo el mundo, es decir, nunca he acabado de entender a que se refieren con esa expresión pues al fin y al cabo obviamente no todo el mundo va a estar en esa fiesta, creo que se refieren a esa gente que es medianamente popular en la ciudad, pero no lo tengo claro del todo.

—Pues si queréis ir, vamos—Les digo.

En realidad no me apetece demasiado ir, pero son mis amigas y se que últimamente estoy un poco distante, asi que quiero poder compensar eso. No puedo parar de pensar en que en ciertos momentos estoy viviendo una doble vida, pero sin toda la parte glamurosa que podría tener eso. Así que supongo que no me pasará nada por estar un rato en una fiesta con ellas, al fin y al cabo ya lo he hecho otras veces, simplemente voy y cuando las dos han encontrado algun chico con el que entretenerse, eso marca mi oportunidad de irme.

—Esperaba que dijeras eso—Me comenta Bianca. —Porqué ya saqué entradas para las tres—Me dice triunfal enseñándome el teléfono. —Quedamos en mi casa para arreglarnos juntas—Añade y asiento conforme, pues se que no vale la pena intentar decirle que me arreglaré en mi casa.

—¿De qué estáis hablando?—Pregunta Austin girándose hacia nosotras, después de llevar un buen rato hablando con sus amigos sobre cosas de Lacrosse que no acabo de entender porque no me interesa demasiado.

—De una fiesta a la que vamos a ir mañana—Le explico.

—¡Sí!—Asiente Bianca. —Mira, es esta de aquí—Añade enseñándole el teléfono.

—Joder, ¿como lo habeis hecho? Cuando fui a mirarlo ya no quedaban entradas—Se queja. —Nos moríamos de ganas de ir—Añade y sus amigos asienten.

—Cuando se trata de comprar por internet, Bianca es la mejor—Le respondo y mi amiga asiente satisfecha y es que es un hecho, sea lo que sea que quieras ella es capaz de encontrarlo e incluso ofrecerte el mejor precio, es como un talento innato que tiene hacia el consumismo o algo así.

Cuando este encuentro parece estar llegando a su fin y salimos del bar, suspiro algo aliviada, empiezo a estar cansada y en mi cabeza hacía rato que rondaban ideas de posibles excusas para irme.

Como ya se ha hecho de noche y puedo notar como el ambiente es más frío, por lo que me abrocho la chaqueta y me encojo un poco.

Después de despedirnos de los chicos, nosotras tres nos vamos hacia el coche de Bianca, pues en realidad vivimos relativamente cerca las tres, así que se ha ofrecido a llevarnos, lo cual agradezco, a estas horas ya hace bastante frío.

—¡Gracias por traerme!—Le digo a mi amiga cuando se detiene en mi casa. —Nos vemos mañana chicas.

—No es nada—Me sonríe.

—¡Descansa Maya!—Se despide Lucy y les digo adiós con la mano antes de irme hacia la puerta de casa.

—¡Estoy en casa!—Grito al entrar. —¿Papá?—Pregunto mientras me dirijo a la cocina, una vez allí suspiro un poco al ver un post it en la nevera, pues no lo he leído y ya me imagino de qué trata, pero de todos modos me acerco a leerlo. No llegaré hasta tarde, hay comida en la nevera, te quiero.

Suspiro un poco pues siempre es lo mismo, despego el post it de la nevera y hago una bola con el antes de tirarlo a la basura, después voy hacia mi cuarto para poder cambiarme antes de cenar.

Perfectamente imperfectos [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora