Capítulo 12

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A pesar de todos los esfuerzos por minimizar la repercusión del intento de secuestro de Mía, la noticia apareció en todas las televisiones, radios y periódicos.

Alfonso rechazó conceder entrevistas y exigió respeto a su vida privada. Sus empleados impedían el acceso de los medios a la casa y Anahí mantenía a Mía dentro de la mansión. Se recordó a todo el personal su compromiso de confidencialidad y Alfonso puso a Alejandro al mando de la oficina de Madrid mientras él trabajaba en casa.

Mía parecía ser el objetivo principal de los medios de comunicación, y Anahí raramente la perdía de vista. Gracias al eficiente trabajo de Carlos, la niña parecía haber superado el trauma.

Pero los medios de comunicación no renunciaron. Un helicóptero con el logo de una cadena de televisión sobrevoló tres veces la mansión con la esperanza de conseguir una foto.

Para Anahí aquello fue la gota que colmó el vaso y, al tercer día, abordó a Alfonso después de acostar a Mía.

—Tenemos que hablar.

—Vamos a la habitación, ¿de acuerdo?

No, en la habitación no. Demasiados recuerdos y necesitaba ser fuerte.

—Prefiero el despacho.

La observó con detenimiento, notó la mirada sombría y el gesto de determinación y se preparó para un combate civilizado. Con un gesto indicó la dirección del despacho.

—Da lo mismo —cuando llegaron, cerró la puerta tras ello y le indicó un cómodo sillón de cuero—. Siéntate.

—Prefiero estar de pie —no quería mirarlo desde abajo. Alfonso cruzó la habitación y se apoyó en la mesa.

—¿De qué quieres que hablemos?

—Me voy a llevar a Mía a casa, a Perth —empezó mostrando sus intenciones—. Puedo viajar en un vuelo comercial o pedirte que nos lleve tu avión privado.

—Tu hogar es éste —dijo sin inmutarse.

—No. Teníamos un acuerdo y me diste tu palabra —le recordó sosteniéndole la mirada—. Insisto en que la cumplas.

—Las circunstancias han cambiado.

—¿Porque me has convencido para que mantuviera relaciones contigo?

Alfonso guardó silencio unos segundos y arqueó una ceja con gesto interrogativo.

—Relaciones... ¿es así como llamas a lo que hemos compartido?

—Aliviamos mutuamente nuestras frustraciones sexuales —mintió, era más que eso, mucho más.

En la cama de su maridoDär berättelser lever. Upptäck nu