<<GREEK GODDESSES>>

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Suelo actuar sin sentido, hago las cosas porque quiero y no las pienso lo suficiente para pensar en las consecuencias. Por ello, nunca pensé que mis acciones me alejarían de ella.

Lección aprendida.

Me costaba salir del dormitorio sin girarme para que ella me arreglase la corbata y me quitase la mancha de pasta de dientes típica en la comisura de mis labios. Me costaba relajarme tras un entrenamiento sin que ella me acariciara el cabello en el sofa de la sala común y lanzase grageas a mis labios, o al menos, el intento. Me costaba, sinceramente, vivir a estas alturas sin ella.

La clase había comenzado y, como siempre sucedía desde que ella se alejó de mí, yo llegaba tarde.

— Señor Potter — escuché la voz del profesor Slughorn de fondo mientras me arrastraba entre todas las mesas — llega tarde — Sinceramente, debió ser profesor de adivinación — de nuevo.

Al instante de tirar la bolsa al suelo y dejar mi cabeza caer en mis brazos sentí su perfume llegar a mis fosas nasales.

Café recién molido, lluvia después de una tormenta, leña ardiendo y azucenas

Odiaba con todas mis fuerzas que ella oliera tan bien, era adictivo.

Levanté la cabeza, a la espera de poder concentrarme en que decía el profesor sobre la poción a preparar, por parejas por gracia y por desgracia, o al menos fingir que le escuchaba.

Pero no podía, no cuando la tenía a pocos centímetros de mí.

Mis ojos se desviaron sin que yo lo quisiera a sus piernas semidesnudas por los calcetines y la falda.

Había crecido tanto con los años, cuando en primer año tan solo era una mocosilla que la falda le llegaba hasta por las rodillas y la túnica rozaba el suelo y ahora... ahora era venus.

¿Estamos en noviembre y lleva solo esa blusa? Quiero decir, no voy a quejarme por las vistas pero se va a morir de frío.

Al instante de pensar eso, vi como su piel estaba erizada, lo cual probaba mi punto.

No lo pensé y simplemente dejé mi jersey de quidditch en sus piernas.

Ella me miró, por primera vez en mucho tiempo, y ahora era yo quién quería el jersey para esconder mi rostro en él.

Cuando ella comprendió que no iba a decir nada aceptó el jersey — Gracias.

Observé como se lo ponía y mentiría si dijera que no observe embobado sus curvas al estirar sus brazos hacia arriba, aunque sin duda, prefería verla en mil ocasiones con mi jersey.

Lo siguiente que supe fue que tenía su mano agarrándome la mandíbula y sus dedos acariciando mis labios.

— Como de costumbre — murmuró soltando una pequeña risa, a la que no pude evitar acompañar.

Me había quitado la mancha de pasta de dientes.

Al parecer Slughorn ese día solo nos mandó copiar apuntes y al siguiente tendríamos que hacer la poción, lo cual agradecí pues a pesar de aquellos pequeños gestos que habíamos compartido, estábamos muy lejos de estar bien.

Estábamos a centímetros, observe con cautela como se recogía un mechón tras la oreja y como movía efusivamente sus piernas como si estuviera nerviosa.

{LA MEJOR AMIGA} JAMES POTTERWhere stories live. Discover now