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[pov. choi beomgyu]

al ver marcharse a mi jefe, me quedé solo en aquel inmenso pasillo y me dispuse a agotar esa pequeña reserva de fortaleza que estuve guardando estos años, para éste momento, en el que tuviera que volver a ver a aquel cuya suave voz me despertaba por las mañanas después de una larga noche de agonía.

temblando, tomé la manija y la giré con cuidado, para no hacer ruido y no delatar que había entrado, no quería interrumpir el momento que mamá había esperado después de tanto tiempo; escuchar a hyung cantarle.

pero cuando pasé, me topé con una imagen peculiar de mi hermano mayor. el siempre carismático y alegre choi heeseung, estaba encorvado, deshecho en lágrimas, su voz se cortaba al cantar.

pues él sabía algo que yo aún no quería aceptar.
mamá ya necesitaba... no, quería descansar.

el hecho de que la figura siempre erguida de mi hermano ya no estuviese frente a mis ojos, el hecho de ver a alguien que jamás lloraba, llorar desconsoladamente mientras extendía sus brazos hacia el pálido cuerpo de nuestra madre, me hizo aceptarlo también. ya que, aún después de esperarlo ansiosamente durante tantos años, ella ni siquiera tenía la fuerza como para abrazarlo o hablarle. sólo lo escuchaba mientras derramaba lágrimas de felicidad, mantiendo sus ojos cerrados.

mis rodillas se debilitaron y me tambaleé, por lo que al apoyarme en la puerta repentinamente hizo que mi hermano se diera cuenta de mi presencia. y cuando tuvimos contacto visual después de tres años, después de esa triste e incómoda despedida, mi corazón se rompió al ver a mi hermano destrozado por primera vez.

él nunca se quejó. él nunca lloró. él siempre aguantó todo con una sonrisa.
por primera vez, después de crecer bajo la imagen de perfección que se le impuso, se permitió llorarle a su madre mientras le cantaba con una voz que ya no era estable, una voz débil que sonaba casi como un susurro, pero que seguía siendo tan dulce como su corazón.

―me llegó la carta para unirme al servicio militar ―soltó de repente, sentado junto a mí. secó la lágrima que corrió por su mejilla. sus ojos algo hinchados―. en un par de semanas debo comenzar mi entrenamiento, pero debo admitir que tengo miedo ―rió nerviosamente. ladeé la cabeza―. no sé si sea fuerte como para soportarlo si se vuelve terrible, últimamente lloro demasiado, podrían burlarse de mí, ¿no crees? ―bromeó.

―aún mientras llora, usted sigue siendo fuerte para mí ―puse mis manos sobre las suyas, intentando motivarlo―. ¿deberíamos enlistarnos juntos? he aprendido a defenderme de imbéciles en éste tiempo, así no se aprovecharán de un llorón como usted ―me mofé de su expresión incrédula.

―¿me defenderás si lo necesito?

―hyung, bebería el veneno en su lugar ―su inmediata sonrisa dental delató que extrañaba ser llamado de esa forma.

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yewon entró a la habitación casi a la hora en que acababan las visitas, siendo que cada noche leía un cuento para mamá, cosa que la ayudaba a descansar mejor.

se sorprendió ante la escena de ver a un chico particularmente parecido a su paciente, y se presentó amablemente al entender que también era su hijo, cosa que nos hizo sonreír a ambos débilmente, que aún seguíamos frágiles por llorar.

kind to yourself [soogyu] *hiatus*Where stories live. Discover now