Supplément 8

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Corvus y Cygnus Malfoy-Potter, 5 años de edad.

Harry, acostado en la camilla del consultorio del doctor, esperaba que él empezara con su trabajo. El doctor alistaba unas cosas más, el gel ya estaba untado en el hinchado vientre del azabache. Draco, por otro lado, se mordía las uñas de nervios, hoy sabrían el sexo de su tercer bebé y tenía una apuesta en juego con Theo, así que sus nervios se multiplicaban.

—Comencemos —dijo el doctor, poniéndose los guantes para trabajar.

Tomo el aparato y comenzó con la ecografía. El doctor le indicaba cada parte de su bebé, los brazos, las piernitas, su cara, señaló que todo en su rostro estaba bien. Escucharon el latido del corazón del feto, al parecer todo iba muy bien. Harry no había tenido ninguna dificultad con su embarazo y el doctor aseguraba que si seguía las indicaciones que él diera todo saldría perfecto.

—Veamos, sé que están emocionado, pero esperemos a que se voltee. Al parecer le da pena —el señor de bigotes bromeó, y Harry rio, al parecer sólo él había entendido.

Esperaron unos segundos y Harry sintió movimiento dentro de él, no era la primera vez que lo sentía.

El de ojos esmeraldas aún recuerda la primera vez que su bebé se movió. Él y Draco no habían hablado mucho desde que se habían enterado de que estaba esperando otra vez. Harry había caminado demasiado rápido hasta la cocina para informarle a su esposo, el cual no se veía muy ilusionado como él. Pero la cosa cambió, Draco se acercó al vientre de Harry y lo acarició, teniendo contacto por primera vez con su bebé. En cuatro meses nunca se había acercado a acariciar el vientre de Harry como lo hizo cuando tenía a los mellizos dentro. Eso hacía que el azabache se sintiera muy triste, sentía el fuerte rechazo de Draco a su bebé. Después de sentir las leves patadas en las palmas de sus manos, el de cabellos platinados terminó llorando en los brazos del más bajo pidiéndole perdón por haberle ignorado los últimos meses. 

—¡Oh, aquí está, aquí está! —se alegró el doctor— Espero que estén listos.

—Si, díganos.

—Hmm, esperen... Esperen, es... Es ¡Una nena! Una nena muy grande y sana —confirmó.

Harry chilló de alegría ¡tendría una nena! No podía estas más feliz, él siempre había querido una niña. Draco saltó de su asiento, gritando. Estaba muy, muy feliz. ¡Su esposo estaba embarazado de su hija! ¡Su hija! Y además ¡Había ganado la apuesta con Theo!

No podían esperar llegar a casa e informarles a sus mellizos que tendrían una hermanita nueva. Seguro Cygnus se pondría muy contento de que al fin iba a tener alguien en casa con quien hablar de princesas y esmaltes brillantes para las uñas. Sabía que Corvus chillaría cuando se entere que ahora cuidaría a otra personita, porque el sentido sobre protector del niño estaba activado al 100 desde que nació.

El matrimonio llego a casa con pizzas para celebrar con sus hijos. Despidieron a la niñera que cuido a los niños mientras ellos estaban afuera, era una vecina de 17 años que amaba a los mellizos y siempre los ayudaba cuando necesitaban tener un rato solos o salían a cenar con los chicos.

—¡Niños, bajen a cenar! —gritó Draco en la planta baja.

Pronto escuchó los pies de sus hijos golpeando el piso alfombrado y sus risas risueñas e infantiles, concursando por ver quien era el más veloz de los dos.

—¡Te gané! —dijo Cygnus con voz agitada, entrando a la cocina, donde sus papás estaban sentados y sus platos con pizzas servidos —Hola papá, hola papi —saludó, acercándose para besar las mejillas de cada uno.

Babies for Harry's [Extra] ﷼DrarryWhere stories live. Discover now