V

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La noche había pasado ajetreada, habían logrado bajar la temperatura de Jean pero aun estaba inconsciente, en la habitación ahora tan solo se encontraban tres entidades, Donna seguía despierta sentada a una lado de la moribunda chica.

Las tres hermanas les habían dado una explicación detallada de lo que sucedió, tanto Donna como Angie vieron la honestidad de cada una por lo que aceptaron sus disculpas y dijeron que no había problema pues entendían que no podían salir tras Jean.

Ahora lo que aquejaba la mente de la jerarca Beneviento era saber qué estaba sucediendo con Jean.

—Deberías dormir un poco Donna, ella estará bien ya pasó lo peligroso seguro mañana despertará hambrienta como en todas las mañanas—Angie trataba de animar un poco a su amiga pues sabía que de alguna forma se culpaba por no cuidar bien de la chica.

—¿Y si le vuelve a subir la temperatura mientras duermo? No podré ayudarla...—Donna llevó sus manos tomando en ellas su frente su expresión facial lo decía todo, estaba más que preocupada, ella tenía miedo— Yo lo siento Angie pero no creo poder dormir

Y así pasó toda la noche, Donna cuidaba de los sueños de Jean quien cada que se movía o quejaba era consolada cariñosamente por la jerarca quien empezaba a cabecear sentada a un costado de la cama y a su vez Jean comenzaba a abrir sus ojos, aquella calidez que la cubría la hizo sentir un poco mejor aunque su cuerpo dolía como si la hubiera arrollado un carruaje.

Miro por un tiempo a Donna cabeceando y se sintió culpable por hacer que se quedara despierta cuidándola, junto toda su fuerza de voluntad jalando a Donna para que cayera completamente en la cama por la impresión la de Velo reaccionó con un brinco.

—¡Jean! ¿Cómo te sientes?—Donna se incorporó rápidamente al ver que Jean había despertado su voz había sonado ansiosa, puso una mano en su frente—La fiebre ya no te ha regresado

—Tranquila Donna estaré bien, creo...—Respondió Jean dándole una sonrisa tranquilizadora evitando decirle que le dolía todo—Ven aquí acuéstate, debes descansar

No hubo respuesta a su petición, pensó que seguramente Donna se debatía entre hacerle caso o seguirla cuidando así que sin aviso la jalo del brazo tumbándola de nuevo a la cama—Me sentiré mejor si duermes junto a mi

Quien diría que una jerarca se pondría tan nerviosa por tener a una chica abrazándola de la cintura mientras le pedía que durmiera con ella pero bueno era Donna, quien no pudo evitar el sonrojo en su rostro ni la cálida sensación en su pecho, Jean se había convertido en su debilidad—Está bien



Unas pocas horas más pasaron para que el día recibiera al castillo, las hermanas Dimitrescu ya estaban despiertas y esperando fuera de la habitación que dieron para tratar a su amiga, entre ellas se debatían entre entrar o no hacerlo.

—Que vaya Daniela—Comento Cassandra pues ella no quería ser la que entrara al lugar primero ¿Qué tal si la regañaba su madre de nuevo?

—Oye ¿Y yo por qué?—A pesar de que Daniela quiso gritarle se contuvo pues no quería hacer ruido que pudiera molestar a sus invitadas.

—Opino lo mismo que Cass, vas Dani—Empujó a su hermana frente a la puerta, ella era la mejor opción pues su madre siempre la regañaba más ligero a ella así que por si las dudas la habían elegido.

Sin poder negarse Daniela tomó la perilla girándola, tampoco era un gran sacrificio pues tenía curiosidad de saber como se encontraba Jean, vaya sorpresa que se dieron al ver la chica abrazada a Beneviento.

FissuresWhere stories live. Discover now