CAPÍTULO TRES: Alice

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Sabía perfectamente que eso era inútil y contraproducente. Ya mucho había hecho esa noche como para hacer las cosas tan mal de aquella forma. Simplemente decidió esperar que el efecto de lo que sea que se hubiese metido pasase, pensando en ofrecerle a lo mucho un poco de agua tibia, un poco de té si acaso.

A pesar de ello, no lo hizo, porque justo en ese momento el desconocido lucía demasiado apacible mientras dormía y NamJoon no tenía energías suficientes para lidiar con él en caso de despertarlo. Por eso solo lo dejo dormir y ya. Esperando.

Y mientras esperaba, NamJoon observaba por la gran ventana de su sala. Había una fina capa de escarcha sobre los cristales entonces se encontró pensando que ya era mediados de diciembre y aún no caía la primera nevada del año. Al invierno se le había hecho demasiado tarde en realidad.

¿Por qué la nieve había decidido demorar tanto?

...

Por aquellas fechas afuera las hojas de los árboles habían empezado a caerse y el cielo era casi gris todos los días. Él, que ya había vuelto del jardín de infantes, había estado mirando por largo rato a través de su ventana hacia la calle.

En su cuadra no había muchos niños de su edad pero si se quedaba esperando el tiempo suficiente podía ver, de vez en cuando, a unos cuantos caminando por la calle, ellos bien agarrados de la mano de sus respectivas mamás. A él se le agitaba el corazón solo de mirarlos, tan emocionado. Pero después, cuando él se miraba las manitas vacías era entonces, como cada vez, que su corazón le dolía.

Ella solía llegar muy tarde, poco antes de la cena. Se veía cansada mas siempre saludaba a la anciana. Él la miraba desde el marco de la puerta de la pequeña cocina. Sin recibir miradas ni saludos para él.

Cenaban en silencio. Mucho silencio. Sólo se podía hablar en la mesa para rezar antes de los alimentos y agradecer antes de recoger la vajilla sucia. Y él se iba a la cama.

La mayor parte del tiempo podía quedarse muy callado en el rincón de esa habitación que compartía con ella. Sólo la seguía con la mirada. Le gustaba verla, sobre todo cuando ella cepillaba su largo y negro cabello. Era bonita, muy bonita.

Era un niño bien portado, o al menos eso intentaba con todas sus fuerzas. Sin embargo, a veces fallaba, a veces su necesidad era más fuerte que su voluntad. Entonces se armaba de valor y bajaba de la cama.

Caminaba en silencio hacía el tocador e intentaba tocarla aunque realmente detenía su mano a varios centímetros de ella pues ya sabía que, si la tocaba sin su permiso, muy probablemente, recibiría una bofetada que lo dejaría tirado de nalgas en el suelo.

Había aprendido a ser precavido y mejor optaba por algo menos invasivo. Algo más seguro, muy a pesar suyo que ya se sabía la respuesta.

-¿Me... me abrazas?

No insistía, sólo esperaba. Él era muy paciente, mucho de verdad. Ni una mirada, ni una sola palabra. Ella sólo dejaba el cepillo en su viejo tocador y se iba directo a la cama, apagando la luz sin importarle que él siguiera allí de pie junto a la cama.

Su corazón dolía, dolía mucho, muchísimo. Pero no podía llorar, porque si lloraba ella lo enviaría a la única otra habitación. Entonces ellas discutirían y él tendría que quedarse en medio de las dos no sabiendo quien le pegaría primero.

Mejor era limpiarse las lágrimas y subirse a la cama junto a la de ella. Mejor era ser un buen niño para que así ella lo quisiese aunque fuera un poquito.

Mejor.

...

La cabeza de NamJoon reclamó la falta de descanso en algún punto de su vigilia, motivo por el que tuvo que ir a la cocina y tomar cualquier analgésico antes que el cerebro le reventara. Se pasó dos píldoras por la garganta con ayuda de media botella de agua. Fresca y fría. Sus ojos en dirección a la sala y la luz de algún auto colándose entre la tenue iluminación.

Sostenme en tus Brazos -Namgi-Where stories live. Discover now