Odelia Baumeister y Levi Ackerman, cada uno a su manera y, no obstante, de forma muy semejante, deben ayudarse y madurar para superar las crisis de un mundo lleno de titanes y aprender de sus errores para poder encararse en un futuro común, superand...
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—¿Ahora qué? ¿Todo está yendo de acuerdo con tu plan, titán bestia? —se preguntó Erwin al observar con dolor la jugada que habían planeado aquellos titanes.
—¡Chicos, tenemos que ir a ver si Odelia-San ésta bien! —pidió Artis mientras era detenida por sus demás compañeros para impedir que se dirigiera hasta el lugar de la explosión.
—Artis, mírame, ¡mírame! —le tomó de los hombros Samuel al verla muy alterada— Ella estará bien, nuestra capitana es muy fuerte como para poder morir allá. Nosotros tenemos que encargarnos de ayudar a los demás escuadrones a eliminar a los titanes. Debemos hacerlo porque nuestra capitana confía en nosotros y ella nos ha confiado esta labor. Nosotros podemos hacerlo.
Ante aquellas palabras, los corazones de los cuatro soldados sintieron detenerse al observar piedras de diferente tamaños rodearlos. Era como si todo hubiera ocurrido en cámara lenta, pero gracias a la rápida reacción de los soldados, pudieron cubrirse de los proyectiles que se dirigían hacia todos los soldados.
La ola de gritos, cuerpos y sangre inundó el lugar al otro lado de la muralla, dejando horrorizados a los recientes sobrevivientes de aquella ronda de juego. Mientras destruía todo a su paso.
—¡BOMBARDEO DE FRENTE! ¡CÚBRANSE TODOS! —ordenó el rubio mientras un segundo proyectil se dirigía a los soldados.
Entre los cuatro se cubrieron, pero el grito de terror de Ondine al ver una cabeza caer a sus pies hizo que todos se volvieran a debilitar ante aquella horrible presencia.
—¡Ondine, cálmate! —le pidió Connor mientras la sacudía para sacarla de su trance, mientras Artis reprimía el vómito por ver aquella escena— ¡Tenemos que movernos si queremos regresar!
Los ojos llenos de lágrimas observaron al castaño claro que se encontraba frente a ella, obteniendo en aquella mirada una inmensa calma que solo él podía brindarle.
—¡Todos ustedes, tomen a los caballos y retirense hacia el muro! —llegó el capitán Levi tratando de llamar la atención de todos los que quedaban, siendo obedecido al instante.
Sus corazones latían con fuerza al no saber cuándo sería de nuevo ese ataque, siendo respondida su pregunta al instante de sentir las rocas pasar cerca de ellos. Sin embargo, la necesidad de Artis por saber lo que había pasado con su susperiora era mucho mayor cuando vio al comandante Erwin llegar junto a capitán Levi.
—¡Artis! —llamaron sus tres compañeros hacia la chica que ahora de dirigía hacia la posición de los veteranos.
—¿Cuál es la situación? —preguntó Levi al rubio, sin saber qué esperar como respuesta.
—No podría ser peor —respondió Erwin con pesar—. La mayor parte de las casas frente a nosotros están hechas pedazos por las rocas. Si continúa con esto, este lugar terminará totalmente nivelado. No tendremos ni dónde escondernos.
