Capítulo 2

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El bosque espeso me atrae desde lo más profundo de su interior, cada paso que doy me hace sentir más viva. Hace frío, demasiado frío. Me duelen los pies con cada paso que doy, pero algo no me deja parar.

A lo lejos se logra ver el claro del bosque, me dirijo decidida hacia ahí, pero el frío en mis pies es tal que me detengo y miro hacia abajo. Agua, hay agua entre la maleza, es como si el río se hubiera desbordado.

Doy un paso más y un círculo de luz se forma alrededor de mi pie, doy otro y vuelve a aparecer. Esa luz es algo muy frecuente, siempre es igual, todo lo que toco con mi piel se ilumina. Es azul, quizá es porque es mi color favorito.

Continúo caminando hasta que no hay nada más que agua a mí alrededor, he llegado al claro del bosque y este parece un lago. El agua brota de un árbol que está dividido del tronco por la mitad, Es el árbol más grande que he visto, parece no tener fin, me quedo perpleja mirándolo mientras camino hipnotizada hacia él.

De repente, una luz mucho más brillante, proveniente del mismo árbol, me enceguece y caigo al agua. Me paralizo y se me hace imposible abrir los ojos, la luz es tan fuerte que incluso con los ojos cerrados no logro ver nada más que su brillo a través de mis párpados.

─Agaziss escucho el susurro de una voz masculina llamándome, mi respiración se vuelve pesada y mi pecho comienza a doler─ Agaziss Intento abrir los ojos para ver quién está ahí, pero no lo logro.

─ ¿Quién es? ─consigo preguntar.

─ ¿Te acuerdas? ─la voz esta vez está susurrándome al oído, se me eriza la piel y mis instintos me hacen retroceder. Quiero levantarme, huir de ahí, pero no puedo. Me siento paralizada─ ¿No te acuerdas, Agaz?

─ ¿Agaz...? ─Nunca nadie en Foreston me ha llamado así.

─Sí, Agaz, recuérdalo, aquí estoy ─Niego frenéticamente, no entiendo nada, me duele el pecho, me está costando respirar. La voz es cálida, incluso amigable, pero no puedo evitar sentir temor─ Agaz, debes volver.

─ ¿Qué? ─Mi garganta se cierra en un nudo.

─Vuelve, por favor.

De repente, algo toca mis pies descalzos y siento un escalofrío recorrer todo mi cuerpo. Por fin logro abrir los ojos soportando el dolor que la luz me provoca y veo cerca de mis pies una sombra negra con forma humana que empieza a rodearme. La sombra parece estirar su mano para tocarme, pero yo no quiero que lo haga.

Agaziss se despertó tomando una bocanada de aire, sentía como si hubiera estado bajo el agua por mucho tiempo, puso una mano en su pecho intentando respirar tranquilamente. El dolor que sentía empezó a opacarse poco a poco, pero seguía muy asustada.

Parecía tan real, pensó sentándose a la orilla de la cama. Esa voz. Agaziss aún podía escucharla hablándole al oído. Pidiéndole que recordara. Se levantó de la cama intentando tranquilizarse y se dirigió hacía la ventana para tomar aire. Su mamá le había dicho que siempre que sintiera esa presión en el pecho buscara un lugar donde pudiera respirar mejor.

Aún estaba oscuro, debían faltar unas cuantas horas para el amanecer. La mirada de Agaziss se dirigió al bosque automáticamente. Intentaba ver a través de los árboles, buscaba respuestas sin entender muy bien por qué.

Vuelve, por favor.

***

─ ¿Agaziss, te gustaría venir a ayudarme con esto? ─Le preguntó Micaias interrumpiendo sus pensamientos.

El Imperio de la Luz (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora