—Vete — le insiste, retrocede un paso obligándome a retroceder a mí y luego vuelve hacia delante. Me envía una mirada, señalando hacia el apartamento mientras traga saliva y empuja a su padre.

Esto me da suficiente tiempo a escabullirme por debajo de los brazos de Damian y correr hacia el otro lado.

Al volver la vista hacia el punto donde dejé a mi padre y a Matt, los veo forcejeando de nuevo.

Bassstardo —repite alzando la mano para dar un manotazo, el golpe llega directo al estómago de Damian. —¡Ya te voy a dar lo que te mereces! —Y lo golpea de nuevo, y lanzo un gritito, busco con desespero mi celular, pero noto que ha quedado tirado en el suelo detrás de ellos.

Damian se abalanza sobre el mientras se queja por lo bajo, con la pierna esquiva otro golpe y luego él mismo hace con su mano un puño para golpearlo justo en la zona de las costillas.

—¡Te dije que te vayas de aquí! —le grita, entretanto los ruidos de pelea son lo suficientemente alto como para que las puertas de mi departamento se abran y de allí se asomen un par de cabezas. Las únicas que consigo distinguir entre tanto lío son las del señor Berlusconi y Sonia, que tiene por detrás a Rose y a Elena.

—¡Suéltalo, borracho! —Ben se entromete en la pelea cuando con un sonido sordo, el puño del padre de Damian le da directo en la mandíbula, derribándolo y ensangrentándolo.

—¡Llama a la policía! —escucho que alguien grita desde dentro.

Yo todavía sigo quieta, me da miedo moverme.

—¡Ben, no te metas! —esta vez distingo la voz de Liz, que sale al pasillo sobándose la barriga preocupada por su marido.

—¡Pedazo de imbécil ojalá nunca hubieras nacido! —está tan fuera de sus cabales y al mismo tan borracho y furioso, que con una agilidad asombrosa para cualquier alcohólico termina embistiendo a su hijo hasta quedarse encima de él y comienza a golpearlo con más fuerza, desde atrás Ben intenta torpemente detenerlo. —¡Ojalá te hubieras muerto junto a la zorra de tu madre!

—¡No insultes a mi madre! —logra esquivar un golpe que iba justo a su nariz y lo golpea en la clavícula.

—¡Zorra! ¡Tu madre fue una zorra! ¡Y tu un ladrón que arruinó mi vida!

La furia parece llenarle los pulmones y lo siguiente que veo es a Damian incrustarle un golpe llano en toda la cara y derribarlo hasta que su cabeza toque el suelo. Se le abalanza colocándose de hurtadillas sobre él y los roles se intercambian, pues ahora es él el que no para de darle una golpiza.

—¡Damian lo vas a matar! —le grita Ben tironeándolo desde la capucha de su chaqueta.

—¡Se lo merece por hijo de puta! —no se detiene.

Las rodillas me tiemblan y comienzo a correr hacia ellos, rogando que se detengan. Joder, joder, no puedo con esto. Quiero tirar con fuerza de los hombros de Damian, pero es mucho más fuerte que yo y me empuja.

—¡Damian, por favor! —esta vez el grito sale de mis labios—¡No arruines tu vida por esto! ¡Lydia, Chiara y Luigi te están viendo! ¡Tienen miedo!

Y eso parece suficiente para que el reaccione y se detenga, gira la cabeza para mirar hacia donde la puerta se encuentra y allí observa a tres cabezas distintas mirarlo con una mirada de terror y espanto. Enseguida suelta a su padre y se levanta del suelo, su cara está demacrada y mucho peor de lo que estaba aquella primera vez que apareció en casa. Su labio está hinchado, tiene un hilo de sangre cayendo por su ceja, su ojo izquierdo está inflamado y muy golpeado, también hay rastros de líquido rojo en sus manos.

Cuando nos convirtamos en estrellasWhere stories live. Discover now