2

23 2 0
                                    

El primer recreo de la mañana lo paso con mis "amigas". Y digo amigas entre comillas porque no son lo que se dice verdaderas amigas. Son buenas personas y muy majas pero cuando de verdad las necesito nunca están ahí. Paso los recreos y las clases con ellas, hablamos y reímos y todo va bien. El caso es que cuando me surge un problema y necesito a alguien a mi lado, en quien confiar, alguien que me diga que todo va a ir bien y que siga adelante ellas no son ese alguien. Por eso, aprendí a afrontar y superar esos momentos yo sola.
En cuanto a los chicos, primero los de mi instituto son todos unos imbéciles e inmaduros y, segundo ningún chico se fijaría en mi ni aunque llevara un vestido con luces que pusieran: Existo!
No soy lo que se entiende por una chica guapa, más bien soy normalita, del montón. Mi estatura está bien, unos 170cm. Estoy algo gordita, pero estoy empezando a hacer más ejercicio para mejorar eso. Y mi cara es bastante normal, tengo ojos marrones oscuros, aunque mucha gente dice que son negros, nariz normal tirando a un poco pequeña, y por último mi boca es de lo más común, tengo los labios algo carnosos y llevo braquets. Sobre mi cabeza tengo una gran mata castaña de pelo, si a eso se le puede llamar así. Yo creo que es un estropajo amorfo lleno de nudos.
Cuando por fin suena el timbre que indica el final de las clases cojo lo que necesito para estudiar y hacer deberes y después salgo del instituto en dirección a mi casa.
No tengo mucha hambre por lo que solamente como una ensalada. Acabo y recojo la mesa. Luego me tiró en el sofá y enciendo la tele pero no le hago mucho caso porque no hay nada interesante que ver.
Cuando ya estoy empezando a quedarme dormida suena mi móvil para fastidiarlo todo. Lo cojo y puedo ver que es un número conocido, es mi tío. Es raro que él llame, sólo lo hace cuando es algo muy importante. Me pregunto que pasa.

-¿Hola?- pregunto.

-Hola Abby, ¿Como estás?

-Bien, supongo- respondo algo extrañada- Tío Henry tu nunca llamas para preguntarme como estoy, así que dime que pasa.- le exijo.

-Pues verás Abby, sabes que tu primo Jason está en la ciudad y se va a quedar todo el año.- me parece aún más raro, no entiendo porque me cuenta esto.

-¿Y que tiene eso que ver conmigo?

- El caso es que no quiero que se quede sólo en casa porque ya sabes lo irresponsable que es. Y ahí es donde entras tú, quiero que viváis juntos. Sólo será este año, y ni lo notarás.

Me quedo sin palabras. Quiero que pase todo un año con mi primo de diecisiete años, diecisiete! Casi adulto. Y todo porque el es tan inmaduro y estúpido que no puede vivir sólo.

-Pero tiene diecisiete años , sabe cuidarse solo.- digo con más ímpetu la palabra diecisiete.-No puedes hacerme esto tío.

-Si, si puedo. Soy tu tío y tu estás bajo mi custodia, por lo tanto yo mando y punto. Vais a vivir juntos lo quieras o no. Si cres que tu casa es pequeña puedes trasladarse a mi casa del centro.

Oh no. Eso si que no. Yo me quedo en mi casa.

-Me quedo en mi casa- digo con tono enfadado.

-Me parece bien. El lunes por la tarde llegará Jason. Seguro que os lo pasais bien. Adiós.

-Lo dudo mucho- añado, pero no me oye porque ya cortó.

Me tiro de nuevo en el sofá y grito de frustración. Quiero mucho a mi tío pero hay veces que no lo soporto. ¿Cómo me puede hacer esto?

Nuevas esperanzasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora