|| Los demonios unas de las especies más peligrosas y temidas por las demás personas, pero si no fuera poco los demonios tenían un alto estatus en la sociedad humana, eran muy respetados.
Langa un mismísimo demonio mestizo pero aún así el heredero d...
*Es un capítulo especial por Navidad, así que no tiene nada que ver con la trama de la historia*
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Un pelirrojo se encontraba envolviendo los regalos de sus hermanitas, era la primera vez que envolvía regalos o algo parecido, Reki odiaba cualquier cosa que tuviera que ver con tijeras y papel (manualidades) pero lo hacia porqué su madre se encontraba muy ocupada como para echarle una mano.
— Ahhh -suspiró cansado
"Esto no parece un lindo regalo ¿tan malo soy en esto? Necesito ayuda"
Reki ya no podía más, apenas llevaba un regalo envuelto, si eso se podría llamarse envuelto. Pedía urgentemente la ayuda de su pareja, pero desafortunadamente no se encontraba ahí en su casa, se había ido para comprar cosas que faltaba para la cena.
Y Reki no estaba en su casa como para pedirle ayuda a su hermana más grande, estaba en la casa de Langa para que las gemelas no lo viera a él y ni sus regalos de Navidad.
Se escuchó un chillido de la puerta abriéndose, Reki sintió tanta alegría ya que no pensaba seguir envolviendo aquellos juguetes sólo.
—¡Langa! -corrió Reki- Ayúdame en los regalos
Hizo un pequeño puchero, Langa solo sonrió para luego decirle.
— Tengo un regalo para ti
Reki se quedó congelado.
"Mierda, se me olvidó tu regalo"
— ¿En serio? -contestó Reki fingiendo que todo estaba bien
— Sip -respondió Langa aún con su cálida sonrisa
En eso se le ocurrió una brillante idea al pequeño pelirrojo
— Yo también tengo tu regalo, pero tápate los ojos -hablo Reki para luego dirigirse donde se encontraba envolviendo los regalos
Langa cerró sus ojos, quería abrirlos por la mega curiosidad que le daba, se le hacía extraño que Reki no se le haya olvidado de comprarle un regalo, de nuevo.
— Ábrelos
Langa siguió la orden, lo primero que ve es al pelirrojo con un moño en su cabeza, no pudo evitar soltar un risita.
— ¿Eres mi regalo?
Reki asintió mientras extendía sus brazos para darle un fuerte abrazo.
— Te amo -murmuró Langa- aunque se te haya olvidado comprarme un regalo, otra vez
— Ya lo tenía planeado, yo iba ser tu regalo -contestó Reki
— Pero ya lo eres desde hace mucho tiempo
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