Capítulo Veintinueve.

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—Algo me decía que iba a encontrarte aquí y de este modo.

Levanté la mirada para encontrarme con mi padre sentándose a mi lado con dificultades. Finalmente se dejó caer en el suelo y nos reímos mientras yo le alcanzaba la botella de vino que estaba tomando. Por supuesto que iba a encontrarme así: borracha, llorando frente al rio artificial asqueroso que tenía el maldito hotel de la boda. Estaba vestida para el bendito evento de secuestro, pero había decidido a último momento no acudir. Había perdido a Nick en algún momento y había terminado sola en ese lugar llorando como una niñita por todo lo que estaba sucediendo.

—Estás en todo tu derecho de no estar en la fiesta, Ally. Incluso puedes irte si lo deseas...

—Sale más caro el pasaje si lo cancelo —sollocé sin poder evitarlo, porque como de costumbre estaba mi dinero antes que mi propio dolor.

—Puedo pagarte el pasaje de vuelta, hija, no seas tonta.

—¿Me estás echando? ¿Para que todos ignoren a la imperfecta hija? Bueno, lo siento, papá, me quedaré hasta el final. Hasta que cada uno de ustedes se vayan de este asqueroso hotel —le respondí enfadada, incapaz de pensar en algo en ese momento. Mi mente había perdido toda lógica por completo y una vez más mi hermana había ganado.

—Allison, no quiero que te vayas. Simplemente no quiero que sufras así. Estás destruida... nunca te he visto así —me reprochó mi padre y sollocé aún peor, porque era muy cierto.

Estaba perdida, incapaz de saber hacia donde dirigirme porque Lisa había jugado tan fuerte que me había dejado fuera del cuadrilátero de un golpe. No quería estar con Thomas, pero tampoco quería perderlo y si estaba con ella iba a hacerlo. No lo entendía tampoco, pero no me animaba a acercarme a él en ningún momento siendo incapaz de soltar una palabra a su lado. Todo me dolía y lo único que podía hacer era llorar, incluso escaparme de Nick que era la única persona que parecía quererme en ese caos.

—Ese chico te hizo daño toda la vida, hija. Él dice que no, pero los dos sabemos que sí. Nunca supo entenderte, nunca comprendió las cosas que necesitabas y luego, cuando le dijiste que querías otras cosas en tu vida, él se dedicó a tratarme mal por eso. Es normal tener otras intenciones además del casamiento —me explicó algo mi padre que jamás creí que fuera a escuchar de su boca—. Sé que tu madre te ha inculcado algo totalmente diferente y no quise meterme porque creía que ella te estaba haciendo un bien. Cuando más te hablaban de casamiento, más decidida estabas de mejorar en tu ambiente laboral. Creí que escaparte de eso te ayudaría a enfocarte en tus verdaderos sueños, pero me equivoqué. No te ayudó, te creó un enemigo del que te escapaste toda tu vida hasta que te hizo daño. Lo siento mucho, Allison, no quería que esto terminara así.

Suspiré y me refregué los ojos porque estaba por comenzar a llorar y no era lo que deseaba en ese momento. Mi padre tenía razón, me habían metido tan firme en la cabeza la idea de casarme que había tratado de escaparle a toda costa. Hasta que llegó un momento que empecé a creer que tal vez era mi destino para no perder a la gente. Yo había ido a esa boda dispuesto no solo a robarme al novio, sino también a casarme con él. Quería todo y en ese instante estaba tratando de entender qué significaba ese todo para mí. ¿Era real? ¿Era lo que deseaba?

—¿Qué es lo que quieres, Allison?

Me di cuenta que no lo sabía, que no comprendía cual era mi objetivo o mi sueño o lo que sea que me pudiera mantener motivada. Toda mi vida había deseado ser una persona exitosa para no tener que casarme, para demostrarle a mis padres que capaz que era sin necesidad de un hombre. Pero en ese momento me di cuenta que no tenía nada más que un buen trabajo, ahorros que me llevarían a la luna si quisiera y una cama vacía cada vez que llegaba a casa luego de un largo día de trabajo. No había nada ahí para mí.

—No te preocupes —me susurró mi padre, acariciando mi brazo mientras yo trataba de asimilar que inservible me sentía—. Todos tenemos momentos en donde nos caemos muy fuerte, lo importante es aprender a levantarnos. Sé que encontrarás algo a lo que aferrarte, no tener un destino tampoco está mal, Ally. No te condenes.

Resoplé, no había una persona que se condenara más que yo.

Nos levantamos juntos para volver a la fiesta, aunque yo no tenía muchas ganas de eso, y al entrar al salón sentí que todo era extraño y bizarro. La fiesta del secuestro tenía una ambientación de mafia italiana (que nada tenía que ver con la fiesta real) y todos estaban disfrazados como tal. Gorros ridículos, pantalones de vestir y chalecos de colores horribles, incluso estaba el soundtrack de la película de El Padrino.

También habían contratado bailarines, arlequines que bailaban y acróbatas que iban de un lado al otro. Estaba algo borracha, por lo que no entendía que estaba sucediendo y, para mi mala suerte, me solté del agarre de mi padre. Comencé a caminar por la fiesta, en medio del gentío y fue lo peor que podría hacer. Mareada como estaba, perdida por completo y borracha, todo eso me daba una sensación de caos total. Todo giraba a mi alrededor, escuchaba voces, veía caras que se movían y la música sonaba de un modo que me sentía dentro de una película de Tim Burton.

Unas manos firmes me atraparon y por un momento quise creer que se trataba de Nick, sin embargo era Thomas quien estaba sosteniéndome. Me solté de él y caminé a la salida, saliendo del lugar más rápido de lo que había entrado. Obviamente el muy idiota me siguió y yo, en vez de tener algún acto inteligente en mi vida, le vomité la ropa. Fue un acto de defensa en mi cabeza, pero en realidad lo hice sin querer. Él soltó una queja, pero siguió acercándose a mi hasta que finalmente caí de rodillas frente al río. Mis manos se llenaron del barro de la orilla y mi vestido comenzó a mojarse por completo.

—Allison, ¿qué mierda haces? Ven aquí, no seas tonta...

No era tonta, ¿qué estaba diciendo? Quise soltarme de él y para hacerlo tomé la gran decisión de correrme hacia el lugar en donde estaba el agua. Sabía que el río era profundo, pero tampoco para tanto. Apenas me alejé, me hundí de un rápido movimiento. Moví las piernas y las manos incapaz de volver a la superficie, como si el cuerpo me pesara demasiado. Tal vez si me muriera esta vez realmente no iban a casarse. Ya había muerto la dignidad de Lisa y aun así nadie había hecho nada. Si moría ahogada seguramente iba a arruinar sus perfectos planes e iba a salirme con la mía al fin. Quise hundirme, pensando en eso, pero alguien me obligaba a subir a la superficie tomándome en sus brazos. Me quejé, pataleé mientras trataba de nadar hacia el fondo del agua, pero tenía mucha más fuerza y no pude hacer otra cosa que rendirme.

Una vez más. Rendida ante un destino de mierda.




—¿Qué le hiciste a mi hija? —le gritaba mi padre a alguien, supuse que a Thomas ya que había sido el único testigo—. ¿La lanzaste al agua?

—Por supuesto que no, ella sola se dejó caer por accidente —argumentaba y me reí mentalmente porque un poco había sido verdad. Aunque él podría haberme detenido, seguramente estaba más interesado en lo asquerosa que lucía su camisa vomitada.

—Si no tuviera una hija borracha estas cosas no sucederían —se burló mi hermana y abrí los ojos casi al instante al escucharla decir eso. Como si fuera mi gasolina para arrancar.

Sin embargo no me encontré con su rostro, sino que estaba Nick sobre mí y se mostró sorprendido por mi rapidez al despertarme. No me había ahogado, incluso habíamos peleado bajo el agua, pero estaba un poco en mal estado por el susto de la caída. En pocas palabras, sí, me había caído.

—¿Estás bien, Ally? —me preguntó él acariciándome el rostro, queriendo ver si no tenía ninguna herida ahí o en la cabeza. Su gesto me dejó un poco tonta, porque estaba demostrando su preocupación mientras que yo pensaba que había sido un accidente—. ¿Puedes hablar? ¿Te caíste? ¿Qué pasó?

Asentí cuando dije que podía hablar y me levanté del suelo con esfuerzo, observando a un Nick todo empapado por mi culpa. Quise decirle algo, pero en cambio no salieron palabras claras de mi boca. Tosí un par de veces, escupiendo agua cuando lo hacía hasta que finalmente me tranquilicé.

—Me caí —afirmé y todos resoplaron o suspiraron. Nick no parecía convencido, sin embargo se puso de pie y me levantó entre sus brazos como si fuera una damisela en peligro. Yo me aferré a él y quise quedarme escondida para siempre en sus brazos. Sin embargo, miré a Thomas con decisión—. Porque estaba escapando de ti, Thomas. Vas a casarte con mi hermana, ya dejame en paz de una buena vez.

Quiero robarme al novio [Terminada]Where stories live. Discover now