CAPÍTULO DOS: Oblivion

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Después de esa charla SeokJin le preguntó si es que estaba libre por el resto de la tarde. NamJoon le respondió que estaba planeando ir a almorzar o ir a dormir a casa. Obvio SeokJin, siendo su mayor, lo invitó a comer y NamJoon terminó aceptando sin más remedio. A los mayores no se les dice que no.

Después de dejar los documentos en la jefatura de SeokJin, la que justamente era la segunda más cercana al domicilio de NamJoon, fueron a un pequeño restaurante muy famoso en el barrio. Panceta de cerdo fue lo que ordenó SeokJin, eso junto a cuatro botellas de SoJu.

NamJoon de nuevo no tuvo de otra más que cerrar los ojos y sonreír, pidiéndole a Cristo que SeokJin no decidiera beber demasiado como tenía por costumbre. Tendría que ser inteligente a la hora de servirle a su «hermano mayor».

A medio bocado de Samgyeopsal SeokJin preguntó por su primo, un miembro deshonroso de la familia que en vez de seguir la tradición de padres y hermanos y convertirse en militar o policía había decidido recibirse como un, según decían ellos, patético enfermero.

-TaeHyung ya no trabaja en el hospital -respondió-. Hasta donde escuché aceptó una buena oferta en una clínica geriátrica. Supuse que lo sabías.

-No tenía idea -confesó SeokJin-. Ya sabes que desde que mi tío murió su esposa tomó distancia de la familia y después del incidente de TaeHyung, madre e hijo se divorciaron de nosotros. Ahora incluso este año han decidido cambiarse de congregación ¿Sabías eso? Con tal de no vernos más la cara, como ellos dicen, abandonan su iglesia. Son de no creer.

NamJoon suspiró.

-Los hombres enfermeros son útiles y no es tan malo ser uno.

-Útiles son los médicos como tú o tu padre, igual que los policías -repuso el de hombros anchos-. Ese oficio es para mujeres o inútiles cuyo cerebro no da para mayores. TaeHyung es una vergüenza. Mejor que se hayan ido.

NamJoon no tenía nada que aportar a esa conversación. Ya sabía que Jin así como los familiares de este (también como la familia suya) tenían ciertas fijaciones con los papeles y profesiones que pueden desempeñar hombres y mujeres y nadie los convencería de lo contrario.

-Y ya hablando sobre eso -SeokJin bebió su trago de Soju y NamJoon le sirvió otro- ¿Irás a la celebración de Navidad?

-Sabes que sí. ¿Por qué lo preguntas?

-La señora MyungHee le ha pedido a mi madre que te presente a una de sus tantas sobrinas y a mi querida esposa alguna de sus primas.

-Oh, dios -se quejó apartando la mirada con vergüenza, ¿ahora cómo podría saludar a la madre y a la esposa de Jin sin sentirse humillado?-. Le dije a mamá que dejara de hacer eso, que no necesito de su ayuda para encontrar una mujer.

-¿Tu madre no sabe que estás saliendo con alguien?

-No y tampoco lo sabrá, Yerim terminó conmigo.

SeokJin alzó una ceja, bebiendo otro trago.

-Qué desafortunado eres en el amor, no te he conocido mujer alguna con la que hayas durado más de seis meses. ¿Qué haces que las ahuyentas tanto? A este paso dejarás sin nietos a tus pobres padres.

¿Nietos?

NamJoon lo miró de reojo mientras ahora era él quien se bebía el Soju recién servido. Ahuyentar. Esa era una palabra fea, acertada, pero fea.

No es que lo hiciera adrede, en realidad era un problema inconsciente, un poco psicológico, un poco físico, al cual, vergonzosamente, como médico, no había hallado una solución.

Sostenme en tus Brazos -Namgi-Where stories live. Discover now