Nuevos amigos.

208 20 4
                                    

× CAPÍTULO III ×

¿Que está pasando?

Narrador Omnisciente

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Narrador Omnisciente.

Nuestro joven protagonita estába petrificado en su lugar, sus mejillas rojas, respiración agitada y temblando. Mientras Sanemi disfrutaba cada una de las reacciones del peliburdeos, no iba a besarlo, no por más que lo deseará o al menos éso planeaba antes de acercarse de ése modo, ésos labios, rosados y carnosos superaban su autocontrol.

Tanjiro estaba realmente confundido, ¿que iba a hacer su profesor? ¿Por que temblaba de ése modo y sentía esos cosquilleos en su estómago? Se sentía vulnerable en ésa prisión entre sus brazos fornidos, aquellos ojos ciruela que llamaban mucho su atención, su aroma que le embriagaba. Inconscientemente empezó a inclinarse buscando sellar sus labios.

Ambos querían ése momento, pero no todo será tan fácil para el albino.

Un fuerte sonido asustó al menor quién al pegar un salto asustado dio un fuerte cabezaso al mayor, quién retrocedió severamente mareado perdiendo el equilibrio cayendo al suelo. Vaya cráneo pensó el de cicatrices mientras sentía caer un hilo de sangre por su nariz.

-¡Oh por dios!.-Gritó alterado el mas bajo, quién corrió hacía el lastimado preocupado. Se arrodilló a su costado.-¡Está sagrando!-Se acercó rápidamente a su bolso sacando una servilleta blanca para volver.

-Auch.-Murmuró a propósito Sanemi para ganarse la total atención del menor, por no decir que ya la tenía. Con cuidado limpió la sangre con la servilleta tiñendola en el acto al color rojizo.

-Lo siento tanto.-El profesor observo cómo aquellos ojos del mismo color que su sangre se cristalizaban, lo cuál no hizo más que aumentar su interés en él. Su carita preocupada, con sus cejas curveadas formando un pequeño puchero. No había mejor vista. Apretó sus dientes, no quería hacer algo indebido pero ése niño era realmente tentador.

-¡Lo llevaré a la enfermería!-Dejó la servilleta en manos del mayor para que fuera él quién haga presión reteniendo la sangre y se puso de pié agarrando su brazo con ambas manos para empezar a guíarlo a la salida.

De nuevo el mismo fuerte sonido resonó en la habitación vacía haciendo detener al más bajo, era una llamada. El mayor chisto enojado, pues por culpa de esa maldita llamada no había podido probar ésos labios que tanto le tentaban, sacó con brusquedad el aparato.

Llamada entrante. Xxx. Xxxx.

-Tsk. Ve al receso, luego seguiremos "hablando".-Dijo y el menor asintió aún preocupado, no iba a quedarse callado.

-Entiendo. ¡Pero por favor vaya a la enfermería, podría ser grave!.-Pidió o más bien rogó, apretando fuertemente sus puños, se sentía muy culpable.
El mayor soltó una carcajada.

El deseo de corromper Where stories live. Discover now