-Entonces tengo que sufrir para encontrar la felicidad?-me cuestiono dándole otro sentido a mi respuesta.

Pero que diablos estábamos haciendo? En que momento habíamos empezado a hablar de esto hasta llevarlo a un punto tan intimo del cual estaba conciente se trataba de nosotros? German no despegaba su mirada de la mia y jure que si no se alejaba de mi, me dejaría llevar y eso era lo menos apropiado en ese momento. Aclare mi garganta y gire mi rostro hasta el plato lleno de el ahora derretido helado.

-No te puedo asegurar que no vayas a sufrir pero si no tomas riesgos nunca vas a encontrar la felicidad; aunque la tengas enfrente- musite tomando la cuchara y metiéndola en la crema batida.

Aun podia sentir como su rostro estaba a centímetros de los mios. Su respiración chocaba contra mi mejilla haciéndome temblar; hasta que por fin se resigno a alejarse de mi. Despues de unos segundos de silencio e incomodidad, el pelinegro levanto la mano e hizo un ademan para que trajeran la cuenta. Después de que el mesero nos entregara la cuenta cada uno pago la parte acordada y subimos a su auto para regresar cada quien a su casa. Ninguno se atrevio a mencionar palabra por un largo rato. Lo sucedido en el restaurante estaba fresco en nuestras mentes, creando un mar de pensamientos y confusiones entre nosotros. No sabia que pensar ante su repentina cercanía hacia mi, intentaba negar el que German se hubiera interesado en mi pero no podia seguir haciéndolo. Sus sentimientos eran muy obvios, pero los mios? Ahora estaba mas confundida que nunca y no sabia si ese sue;o imposible que tuve hace mucho tiempo por fin se habia hecho realidad. Acaso estaba ena...

-Perdon si te hize enojar, Angie- interrumpio el de repente, rompiendo el silencio- no fue mi intención.

Gire mi rostro hacia el quien tenia la mirada fija en el camino. No supe que responder pues yo tampoco sabia si pedirle perdón o no ante mi atrevimiento al responderle a sus preguntas. Yo podia tener una versión del amor, pero la suya era muy diferente. No lo podia obligar a creer en lo que yo creía.

-No, yo fui una tonta- a;adi jugando con mis dedos, nerviosa- perdón por... por... bueno por ponerme algo seria. Es que no supe como...

Mi corazon dio un vuelco al sentir su mano recorrer mi antebrazo hasta llegar a mis dedos. Por un segundo pensé que los entrelazaría pero el chico solo se atrevio a presionar mis manos con cari;o; dirigi mi mirada hasta a el y comprobé que estaba sonriendo. "Por dios, he de haber parecido una tonta al tartamudear frente a el" pensé viéndolo con una sonrisa timida. Su tibia y grande mano cubria casi mis dos manos, llenándolas de un calor y seguridad que pocas veces habia experimentado en mi vida. Solo el me hacia sentir miles de emociones que pensé nunca mas volver a sentir. Abri la boca para volver a hablar pero ningún sonido emano de ella pues el hablo primero.

-No, enserio perdóname- me dijo volviendo a presionar mis mano dándome una descarga eléctrica directo al corazon- se que pensaras que estoy loco al preguntarte tantas cosas sobre el amor, pero pensé que siendo tan preciosa seguro ya habras tenido novio y por lo tanto sabes que es el amor.

Trague fuerte poniéndole mas atención de la debida al adjetivo que habia usado para definirme. No pude evitar sonrojarme y ver nuestras manos, una sobre las otras.

-No es que tenga mucha experiencia- conteste apenada; hasta cuando iba a quitar sus manos de encima?

-Pues pareciera que sabes muy bien que es- dijo por fin quitando su mano de las mias, para cambiar de velocidad- puedo saber quien es el afortunado?

Tarde un par de segundos en dar con la pregunta. Mi mente se quedo en blanco y lo observe con los ojos abiertos como platos. "Rapido, pensa en algo.. pensa en algo..." me presione a mi misma.

-Es... una larga historia.

El rio y para mi propia salvación se hizo a un lado del camino. Ya habíamos llegado a mi casa.

En mi propia trampaWhere stories live. Discover now