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— ¡Jenny! — Mi jefe me grito desde su oficina —. ¡Te necesito inmediatamente!

¡Qué vergüenza! Es que no entiende que todo el mundo me está viendo. Sé que no le caigo muy bien al jefe, pero eso no quiere decir, que me puede gritar cuando se le venga en gana.

En serio debe estar loco.

Maldito codicioso que se cree lo mejor del mundo. Que se pudra. Soy su empleada, no un objeto que pueda manejar a su antojo.

Me levante de mi silla y salí de mi cubículo donde estaba ubicado al fondo de la habitación.

Mi cubículo era pequeño, pero acogedor. Nadie me molestaba porque estaba ubicada en la parte de atrás, así que vivía en paz. Cuando empecé a caminar hacia el despacho de mi "queridísimo" jefe, escuche como los demás murmuraban y me miraban.

Chismosos, eso es lo que son. Con razón están decepcionados de que no los asciendan tan rápido como a mí; le prestan atención más a los rumores y por eso no se concentran en su trabajo.

Yo amo mi trabajo. Además me lo tomo en serio y sé que también estoy en constante peligro por ser federal, pero así es el trabajo.

Sí, soy federal con tan solo 25 años. Créanme que me costó mucho llegar hasta aquí. Este siempre ha sido mi sueño y el sueño de mi papa. Con tan solo recordarlo me dan ganas de llorar, pero sé que debo ser fuerte, papa lo hubiera querido así.

Mi papa murió hace 2 años a causa de un disparo en la cabeza por culpa de un maldito ladrón. Él murió en la ambulancia a causa de una muerte cerebral, en ese entonces yo solo era una simple patrullera.

Desde ese día, me jure que cobraría venganza, así que trabaje mucho para llegar al FBI. Quería que todos esos desgraciados pagaran por lo que habían hecho. Quería hacer justicia sobre esos malditos.

— ¿Señor? — Pregunte entrando al despacho.

— Cierra la puerta y siéntate, quiero hablar contigo — ¿Y a este que bicho le pico? El jamás quiere hablarme y si lo hace es a los gritos, pero no refleje eso en mi rostro. Tenía que mantener un bajo perfil. Hice lo que dijo y me senté enfrente de él —. Hay un trabajo para esta noche. Necesitamos que estés ahí. Vamos a atrapar a unos ladrones que trafican drogas y armas en una bodega abandonada.

— ¿En una bodega abandonada? — Me sorprendí porque ellos siempre lo hacían en casas normales o en el bosque para no llamar tanto la atención.

— Si — Es mi imaginación o es que está demasiado nervioso. Su rostro se había puesto rojo, sus ojos miraban a todo lado y tamborileaba sus dedos en la mesa. Muy sospechoso, sin embargo, no le preste demasiada atención a eso —. Solo son cinco integrantes del equipo, incluyéndote, debido a que son solo tres personas a las que emboscar. Entonces, ¿se apunta?

— Sí, señor — Respondí firme sin inmutarme.

— Está bien. La hora acordada es a las 10 de la noche en frente de los juzgados Ashton. Sus compañeros estarán ahí — Se levantó y salió de la oficina sin pronunciar ninguna palabra. Sonreí, después de todo iba hacer un trabajo interesante.

(...)

Me reuní a la hora acordada con mi uniforme reforzado por el chaleco antibalas y me encontré con cuatro hombres. Eran altos, fornidos y desde mi punto de vista, no eran de fiar, pero ellos son mi equipo según mi jefe, así que no podía desobedecer las órdenes de los altos mandos.

Órdenes son órdenes.

Me salude con ellos, pero ellos solo me miraron de reojo y se voltearon sin dirigirme ningún saludo o un apretón de manos.

La Esposa De Un Mafioso [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora