Capítulo 15.

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Amón.

Londres.

Veo cómo la rubia se aleja de donde estoy y es qué en estos momentos estoy tan contento qué quiero gritarlo al mundo entero qué encontré a mi hermana.

Después de tantos años buscándola al fin la encontré y descubri que es una chica qué es digna de admirar en todo su esplendor.

Su belleza desde que era una niña es inigualable, es única al igual qué ella y sus ojos, sus ojos color lila, combinados en unos tonos azules neutros hacen qué ella sea única.

Se qué esos dos idiotas la están cuidando bien, pero quiero también ser parte de su vida al igual que ellos, estar con ella cómo hubieran querido nuestros padres.

Esto es tan frustrante, la única forma de saber o tener información sobre ella es por medio de la rubia, por lo que me he dado cuenta son muy cercanas creo que es su mejor amiga o algo así.

Creo qué ella de alguna forma también le hace bien a fuegito, río ante tal apodo.

Camino fuera de la central atrayendo varias miradas de muchas chicas, pero las ignoro completamente ya qué solo hay una mirada qué me llama la atención.

Es bastante raro en la forma en qué me comportó junto a ella, definitivamente no sé cómo expresar mis sentimientos cuando se trata de ella y es qué cuando la veo hablar con otros soldados, generales o tenientes, me hierve la sangre porqué se qué la quieren solo para una noche.

Por esa razón ella dice que yo no la quiero, la ponía a hacer castigos y en realidad ella no tenía la culpa.

Soy un idiota.

Sonrió por las sensaciones qué esa chica me transmite, es dulce, amable, tiene una sonrisa matadora, unos ojos qué me hipnótizan.

Sin duda una gran mujer, a la qué quiero cómo madre de mis futuros hijos aunque ella piense que me cae mal.

Aarón.

Londres, 06:00 pm Jueves.

Camino por la sala de juntas mientras observó cómo mi griega ajusta las armas qué le pidió Josep, en estos últimos días se estuvo sintiendo bastante bien y es qué cuando digo bien, es muy bien, hasta esta ayudando a las demás soldados con su baile para la misión en Japón, ayer a la tarde no pasamos más de toqueteos entre los tres.

Cuando le dije que la prepararía me refería a que ella nunca tuvo relaciones y es que no queremos hacerla daño cuando la tengamos a nuestra merced y la follemos.

Sonrió mientras la observó y un recuerdo viene a mi mente:

-Me duele Aarón-dice mientras observa sus rodillas y las palmas de sus manos rasguñadas.

-Ya, ya-la atraigo hacia mi mientras limpio sus lágrimas.

-Ya paso, ahora tendremos qué desinfectar esos rasguños-le informo mientras la cargo cómo una princesa.

-Gracias Aarón-dice mientras se acurruca entre mis brazos y poniendo su cabeza en mi pecho.

-No me tienes qué agradecer nada mi griega-la llamo por el apodo qué le puse, gracias a sus nombres.

-¿Por qué sonríes?, espera, ¿estás sonriendo?-las palabras de Ate me quitan de mis pensamientos y me doy cuenta de qué estoy sonriendo cómo un idiota.

-¿Si, estoy sonriendo y qué?-le pregunto mientras la observó cruzarse de brazos.

-Es raro qué sonrías, casi nunca lo haces y me llamó la atención-dice mientras se dirije de nuevo a las armas-, siempre estás serio.

Eres Nuestra©Where stories live. Discover now