El hombre los reconoció al par que solo rió y saludó con una recibiendo la fruta solo para que luego el azabache casi se tragara todo el vaso en unos segundos mientras caminaban hacia un árbol para sentarse debajo de este.

-Ahora si ¿qué pasó?

Armando asintió encarando al mayor mientras tragaba.

-Tuve una discusión con Betty y-y solo pensé en huir, ya sabe que la engañé y lo más seguro es que quiera el divorcio y mi salida de su vida por completo.

El azabache hablaba tranquilo pero claramente se notaba decaído sin si quiera ver al castaño quien para tener una mejor vista había reposado su cabeza en las piernas del menor ya imaginándose la escena algo caótica por como lo escuchaba.

-¿Y por eso tenías que perderte por tanto tiempo?

-Pues es que me siento perdido, con ganas de no saber nada de nadie, de ver otras cosas que no sea la misma maldita oficina y las mismas personas...claro, a excepción de Camila y de tí.

Ya más tranquilo Mario se enderezó colocando su cabeza en el hombro del contrario solo para tomarle la mano tratando de brindarle apoyo.

-Bueno, a pesar de que casi me das un paro cardíaco te entiendo, a veces cuando nos sentimos abatidos por la vida es normal querer escapar y me alegra que no fuera como la vez de cuando se supo lo del embargo.

Armando asintió orgulloso dándole un pico a su novio quien sonrió marcando sus hoyuelos abrazándolo.

-Y a mí me alegra que no te hayas colgado en mi ausencia.

El rostro de Mario cambio por completo viéndolo incrédulo con una ceja levantada.

-Que buena forma de arruinar el momento, doctor.

Después de unos segundos de verse fijamente sin expresión alguna se hecharon a reír con fuertes carcajadas, estaban concientes que ambos estaban algo desorientados en la vida, con un par de problemas personales pero mientras pudieran hacer chistes tontos y ver la sonrisa del otro todo estaría bien.

Los minutos pasaron y Armando le contaba lo que había hecho en ese tiempo, desde caminar, dormir en parques viendo las estrellas, hablar con gente que nunca pensaría conocer hasta que a Mario le surgió una duda muy importante.

-¿Y qué planea hacer ahora?

-Si...realmente yo planeaba volver mañana, ir a tú apartamento y después ir a hacer los papeles del divorcio y de renuncia a Ecomoda.

El mayor abrió los ojos como platos, no pensaba que en este tiempo de reflexión su novio había llegado a esa conclusión algo extrema.

-¿Va a renunciar? P-pero toda la vida soñó con tener la presidencia y una vida acomodada con todo lo que quisiera.

-Amor, realmente me dí cuenta que estar en Ecomoda y tener esa clase de vida, no me va a hacer feliz, además que allá dentro me da una ansiedad, ira y un estrés que yo creo que ya cruzó la línea de lo saludable hace rato.

Mario asintió, sabía que en ese lugar Armando estaba lejos de pasarlo bien, pero y si no quería ese tipo de vida, ¿entonces qué quería?

-Pero ¿Entonces qué crees que te va a hacer feliz?

-Tú, y bueno, espero que de la misma forma mi compañía te pueda hacer feliz.

El menor mantenía su mirada fija al cielo despejado de tonos cálidos que lo adornaban con una leve sonrisa solo para ver al castaño a los ojos sonriendo con un aire de inocencia y dulzura, contagiando a Mario que casi llora de la emoción asintiendo y lanzándose encima para repartir múltiples besos en su rostro.

Mi querido imbécil.Where stories live. Discover now