La hermana falsa.

Capítulo 30

Si no fuera por Ravia, habría estado vagando sin rumbo por respuestas sin una sola pista de ninguno de los tres.

Tal vez eso es lo que Cuervo esperaba, pero desafortunadamente, ese no parecía ser el caso.

Debido a que Ravia tenía la capacidad de obtener las respuestas a esas, regresó al carro vacío para pensarlo primero.

No sabía que me quedaría dormida.

Se despertó cuando sintió como si algo que pudiera reconocer fácilmente incluso con los ojos cerrados la cubriera.

Y eso se debe a que el calor y el aroma de la tela revelaron que alguien la usó no hace mucho tiempo. Además, un olor familiar a magnolia le despertó la nariz.

Su familiaridad con este aroma en particular fue prueba de la frecuencia con la que Ravia fue monitoreada hasta ahora.

Era un aroma que fluía a lo largo del cuerpo de Tidwell, así que cuando le agarró la muñeca a Ravia y bailó con ella, ella pudo oler ese aroma picante una vez más.

Pero, ¿por qué su aroma de alguna manera se siente desconocido ahora?

¿Es porque mis sentimientos difieren cuando tengo la guardia levantada alrededor de Tidwell y cuando estoy en un estado indefenso después de despertarme de un sueño profundo?

¿O es porque no puedo discernir completamente la razón por la que me cubrió con su abrigo mientras dormía?

Si no, entonces es tal vez porque el calor del abrigo se siente reconfortante...

.... ¿Confortante? Como si...

A ese pensamiento, Ravia se quitó rápidamente el abrigo que cubría su cuerpo. Ravia hizo una mueca mientras el frío aire nocturno le quitaba instantáneamente el calor que la envolvía.

Debido a esto, el impulso de cubrirse de nuevo con el abrigo continuó atormentándola, pero apartó los ojos del abrigo mirando por fuera de la ventana.

Como si tratara de proteger su orgullo pase lo que pase.

Sin embargo, había cosas a las que no podía hacer la vista gorda.

Por ejemplo, la razón por la que Tidwell la cubrió con su abrigo.

¿Tal vez sea porque se siente comprensivo conmigo?

¿O estaba demasiado inmerso en su acto como un dulce y agradable hermano menor? ¿Pero qué pasa si ese no es el caso?

Un sinfín de preguntas inundaron su mente. Si hubiera sucedido antes, habría sido fácil para ella seguir adelante.

Ojalá su padre, el duque Leontine, no comenzara a tratarla amablemente de la nada. Ojalá Tidwell no sostuviera su muñeca suavemente. Ojalá no le hubiera susurrado palabras tan de cerca.

Ojalá él no le hubiera preguntado si ella lo tiraría o no...

"— También sabes que no todas las cadenas son necesariamente visibles, hermana.

De repente, las palabras de Tidwell se cruzaron por su mente.

Al recordar eso, Ravia levantó su cuerpo con miedo, y al mismo tiempo, el carruaje se detuvo.

Sentía como si el silencio que llenaba el carruaje se reuniera durante una eternidad. Hasta que el sonido de la apertura de la puerta del carruaje rompió ese silencio.

El hombre de espaldas contra la luz de la luna abrió suavemente la boca.

— ¿Oh, estabas despierta?