— ¿John? —cuestionó incrédula. —Le agradezco que haya pensado en mí porque como dice, es mi familia. Tiene su carácter y ha cometido errores, pero no es capaz de todo eso que le acusa... Es buen hombre, amable, sincero, se preocupa por mi, siempre lo ha hecho...

— ¿Es buen hombre quien se enreda con una mujer casada? ¿Es buen hombre quien miente, oculta y esconde su pecado debajo de las faldas de su prima soltera? —Cadence lo observo con dolor, avergonzada por sus palabras, pero de inmediato respondió.

— Él no lo sabe, ignora por completo nuestro trato, de lo contrario le aseguro que yo no estaría aquí y él estaría cargando las consecuencias de su error—Le defendió, poniéndose de pie a pesar del dolo y Drake sonrió de lado.

—Cadence, tu pecado es la inocencia. Lo sabes ¿verdad?

— ¿Qué quiere decir? —Cuestionó ofuscada

—Que has pasado la vida rodeada de gente que no hace sino aprovecharse de tu cariño y de ese amor maligno, que te ciega, que te quita la razón y te deja creer mentiras viles o entregarte por completo en pos de beneficiar a otros a quienes en verdad no les importas en absoluto. —Hizo una pausa para que ella comprendiera sus palabras con claridad y continuó —Te suplico que cuando te enamores de mí, no lo hagas así, ciegamente y sin razón. Ámame con cordura y siempre mantén tus ideas firmes, nunca te sacrifiques por mí y mucho menos sufras. No sería amor si yo dejara que lo hicieras.

Enmudeció y su respirar se aceleraba con cada una de sus palabras que como siempre herían su orgullo, provocándole con sus insinuaciones y aquella seguridad de que llegaría a amarle alguna vez, aunque en realidad estaba segura que no sucedería jamás. Aquellas frases lanzadas a su rostro, sinceras y sin tapujos, le dolían pues desnudaban sus más profundas incertidumbres y hacían mella en su razón, pues alguna vez ella también había creído que eran ciertas. y no era porque él las pronunciara, sino porque una parte profunda de sí misma quizás creía que eran ciertas.

—Soy como soy y amo de la única manera que sé hacerlo. Pero no debe preocuparse por eso, pues está muy lejos de cualquier sentimiento que usted pueda provocarme.—Tomó el sombrero que descansaba a su lado sobre el sillón y ató el lazo alrededor de su cuello mientras Drake la observaba.

—Disiento de tu opinión y temo que ya tengo un pequeño espacio en ese corazón de piedra, de lo contrario no te tomarías el tiempo en dejarme claro que no es así. —Sonrió nuevamente y le extendió el brazo para acompañarla.

—Su orgullo y vanidad me sorprenden cada día.

—Aún no ha visto nada —Susurró junto a su oído mientras avanzaban.

Luego de pasar un buen rato encerrada en el carruaje bajo el calor sofocante y solo acompañada por Rose, que no hacía sino dormitar y dar ocasionales ronquidos, es que aburrida del todo corrió el cortinado y buscó con la mirada a Drake

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Luego de pasar un buen rato encerrada en el carruaje bajo el calor sofocante y solo acompañada por Rose, que no hacía sino dormitar y dar ocasionales ronquidos, es que aburrida del todo corrió el cortinado y buscó con la mirada a Drake. Debía admitir que disfrutaba sus charlas y a pesar de su pedantería, siempre le sorprendía que fuera capaz de salir de cualquier discusión airoso y hasta dejando plantada en ella la semilla de la duda de que todos sus pensamientos no eran sino la lenta respuesta de una mente atrasada e ignorante.

ANTE TI, SOYWhere stories live. Discover now