Capítulo 30 - Torn el Vampiro

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—Puedo ayudarte a que preparen los... cuerpos —dijo Solange volviendo un poco en sí, esa era la PEOR situación para tener enfrente un vampiro con tal poder de seducción y embelezamiento. Su luto se veía afectado por la enorme cantidad de "químicos felices" que el vampiro le hacía producir a su cerebro... aunque pensándolo mejor... quizás era la mejor situación—. ¿Deseas buscarles los servicios funerarios de forma independiente?

Torn asintió.
–Sí, lo haré yo. Ya viene siendo tiempo de que piense en mi fin también y organizar cosas me tendrá la mente ocupada.

—La mente ocupada—repitió Solange en un jadeo recordando el rostro de su amiga fallecida.
Al segundo que Torn se fuera, todo le caería encima de nuevo. Lágrimas volvieron a escurrir por su rostro. Luchó en contra de su buen juicio porque de verdad que necesitaba ese mini escape de la realidad que el vampiro le brindaba—. ¿Quieres... —Solange suspiró con cierta vergüenza, ¿pero qué más daba? —. Me gustaría que me contaras sobre Cat, sobre sus últimos meses. ¿Quieres ir por... eh... una malteada? —fue lo primero que se le ocurrió. ¿A dónde más podría ir con un vampiro?

—Probablemente pase semanas vomitándola pero nunca las he probado y sí quiero —le dijo él con una sonrisa amable —. Aprecio la compañía en este momento difícil.

—Entregaré la petición por los cuerpos. ¿Estás registrado con el Círculo de la Luna? —le preguntó Solange al tiempo que se limpiaba la cara.

Él asintió.

—Ya regreso.

Habló con una de sus compañeras de academia. Linda, un año arriba de ella, estaba haciendo servicio en comunicación con otros grupos de cazadores. Le informó sobre los deseos de Torn, ella apuntó los datos y de ahí se escabulló para que nadie le hiciera más preguntas.

Solange caminó con precaución junto al vampiro, no quería abrir ninguna puerta, no sabía qué resistencia tenía Torn o si llevaba algún tipo de cobertura del sol o algo, pero él actuó con naturalidad hasta cuando abrió la puerta para salir a plena luz del día.

—Después de ti, querida.

Era bizarro de caminar con un vampiro bajo el sol del verano. Torn, como si fuera algo muy casual, guiaba la caminata, pasaron por varias calles hasta llegar a una avenida de tiendas lujosas y fue que ahí se detuvo.

—Solo es una escala rápida. Es uno de mis negocios. ¿Puedo elegirte algo, pequeña Soleil?

Solange miró el lugar, parecía una mezcla entre ropa alternativa y gótica con ropa bastante lujosa. Nunca había visto el establecimiento hasta ese día. Habían muy pocos ejemplares en cada estante y sus vitrinas tenían accesorios que lucían de excelente calidad. En la puerta se encontraba hasta un guardia de seguridad e incluso desde afuera, se podía notar que la boutique olía divino.

—Necesito mantenerme con el uniforme, traigo muchas... armas.

—Bien, pero también traes mucho vampiro... ¿es eso un pedacito de cerebro? —apuntó él.

Solange se miró la capa, en efecto, aunque su capa era negra, habían varios rastros de vampiro en ella. Se sonrojó avergonzada. Además ¿qué hacía caminando DE NUEVO con el uniforme de cazadora en plena luz del día? ¿Como iba a ir por una malteada armada hasta los dientes? Su propio pedazo de cerebro seguía algo embelesado pues su sentido común no había hecho aparición alguna.

—Si quieres dejarlas puedes hacerlo. Cuando salía con Mina, ella lo hacía todo el tiempo. Después de nuestra cita se las tenían listas en el mostrador junto con sus ropas ya limpias.

Solange casi se ahoga.
—¿Qué? ¿La profesora Alemina Helios?

Él asíntio con una sonrisa.
—Hace como seis años cuando aún no era profesora. Tuvimos incluso un breve reencuentro hace poco.

SolangeWhere stories live. Discover now