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—Mierda, me quedé dormido.
Nahoya Kawata había tenido un plan.
Era muy claro que no dejaría ir solo a su dulce hermanito a la cita con ese baboso Haitani cuatro ojos, así que había creado la ilusión de dejarle ir sin ningún pretexto, para luego seguirlo a distancia moderada; sin embargo, no pensó que sus noches de insomnio le acarrearían el quedarse dormido en el sofá apenas Souya se fue.
No es que no confiará en Souya, sabía que incluso podía ser más fuerte que él, sin embargo, seguía siendo su hermano menor, y como sus instintos de hermano mayor sobreprotector lo dictaban, no dejaria ir a su hermano solo con alguien que ya lo había lastimado en el pasado.
Ahora su plan estaba arruinado.
Aunque Smiley conocía lo suficiente a su hermano, para sospechar dos o tres lugares donde podría ser su cita. Sin tiempo que perder, se cambió el pijama que había llevado todo el día por ropa un poco más decente para salir. Tomo las llaves de su motocicleta, no sin antes dejarle una nota a sus padres de que saldría, y salió de la casa, asegurándose de que estuviera bien cerrada.
En el primer destino: una cafetería que habían visitado en muchas ocasiones con Mikey, y que tenía el pastel de chocolate más exquisito que los gemelos habían probado en su adolescencia. Nada, no se veía ni un rastro de la cabellera azul de Souya.
El segundo destino era un parque que recientemente había sido remodelado, que se encontraba cerca de su escuela, del que Souya le había hablado en muchas ocasiones sobre ir a visitar, sin embargo, nunca habían podido ir porque siempre surgían otros planes que les impedían ir juntos.
El parque era extenso, sabía que sería difícil encontrar a Souya en ese lugar, pero daría su máximo esfuerzo por hacerlo. Había recorrido los locales alrededor del parque, y se estaba dirigiendo a la zona que estaba cerca del lago.
Se apoyó levemente en la pared del local de recuerdos al que había entrado, cuando vio a lo lejos una cabellera azul que reconocería dónde fuera, después de todo, compartían la misma (exceptuando el color). Tratando de no ser visto, se escondió incluso más en la pared, tratando de camuflajearse con la pared como si fuera un camaleón.
Souya parecía estar a salvó, no podía distinguir muy bien sus figuras, pero al menos veía que estaban conversando o algo así. Eso lo alivio un poco, y se sintió un poco mal por ir a espiar la cita de su hermano, cuando todo parecía estar en orden.
De pronto y sin previo aviso, sintió un cálido aliento en su oído y una voz que le susurró:— ¿Qué estamos viendo?
Con el corazón latiendo con prisa, debido al susto que le había provocado esa voz, volteó abruptamente, listo para darle su merecido a quien sea que haya sido la persona que casi le provoca un infarto. Encontrándose con la persona que menos esperaría encontrarse en ese momento, y con la que menos deseaba ver.
