— Ya me voy, abuela. Cualquier cosa estoy en casa de los Madrigal —besó la mejilla de la señora—. Y Emilio por favor comportate, o si no, no habrá dulces —miró a su hermanito menor.
El niño sólo la miró con terror y asintió rápidamente.
— No hay de que preocuparse mi niña, aquí te esperaremos —su abuela le devolvió el beso.
La castaña salió de su hogar y fue hacia la de los Madrigal, le emocionaba el tener la oportunidad de un nuevo trabajo y así poder tener un poco más de dinero; sabía que su abuela se esforzaba demasiado en su puesto de comida y no quería que lo hiciera aún más de lo que ya lo hacía.
— ¡Me alegra que hayas aceptado!, cuando vi tu pintura en la escuela realmente quedé fascinada —Mirabel la recibió alegremente—. No recordaba tu talento para pintar.
— Y a mí me alegra que me hayan dado la oportunidad, me sorprendió demasiado la propuesta de Camilo —sonrió—. Aunque hubiera preferido que fueras tú quien me lo dijera.
— Buen día ______, Mirabel se veía satisfecha con tu trabajo así que espero que esa satisfacción siga igual con la pintura que harás aquí —llegó Alma, la mayor de los Madrigal.
— Buen día. Haré mi mayor esfuerzo para que sea así, muchas gracias —estaba emocionada.
Tanto abuela y nieta guiaron a la chica al lugar donde comenzaría su trabajo, entraron a la habitación y quedaron frente a una pared de color blanco.
— Es aquí. Oh, y una cosa más, sabes que esta casa es especial así que por favor, siempre se amable —pidió la mayor.
______ asintió, esa casa siempre le había parecido algo demasiado maravilloso y nunca pensaría en hacer algo desagradable.
— Esta es la foto, puedes hacer la pintura a tu estilo. Se que los pintores lo tienen, y tal vez tú lo tengas —Mirabel le entregó una fotografía.
En esta se encontraban todos los integrantes de la familia hasta ahora.
— Si, supongo que lo tengo —sonrió.
Ambas la dejaron sola para que pudiera iniciar, la castaña caminó hacia atrás para tener una mejor vista de la pared y hacerse una idea de su tamaño.
Por otro lado la familia Madrigal se encontraba desayunando en la cocina.
— Hey, ¿ya fuiste a saludar a tu mejor amiga? —se burló Isabela mientras miraba a Camilo.
— No le veo la gracia —tomó un poco de tinto.
— Al menos gracias a ella me enteré de lo que hiciste en la escuela —agregó Pepa, su madre.
Esta tenía una nube gris encima de ella.
— Todos hicimos bromas de niños, tranquila amor —Félix intentó evitar una pelea.
— ¡Ese no es el punto!, le había pedido a Camilo que no usara su poder en la escuela, o al menos si no era necesario —su nube empeoraba.
— Ahora que lo pienso, ¿también lo sabías tú Mirabel? —cuestionó Dolores.
Todos fijaron su mirada en ella.
Ella sólo sonrió nerviosa.— Creo que iré a ver si se le ofrece algo a ______ —Mirabel se puso de pie y salió de la cocina.
La de cabello rizado llegó a aquella habitación y pudo ver a la castaña encima de la escalera mientras hacía líneas por aquí y por allá.
— Por favor, nunca vuelvas a decir algo sobre Camilo y menos si es sobre la escuela —se recargó sobre la puerta.
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KAMU SEDANG MEMBACA
En el Silencio [Camilo Madrigal]
Fiksi Penggemar-Si, bueno, hay mucho que decir pero muy POCA privacidad -el chico rodó los ojos. La castaña lo miró confundida. -DO-LO-RES -movió los labios sin emitir algún sonido. -Acabas de decir algo sin necesidad de hablar, ¿eso te da privacidad? -se burló...