Capítulo 23 - Convivencia

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Los deportistas y personas con genes interesantes estaban ahí para mejorar las habilidades de las siguientes generaciones de cazadores y se hacían investigaciones exhaustivas antes de darles invitación. En toda esa reunión, eran lo que se consideraba más valioso.

Y finalmente, los adinerados también eran escenciales. Si se necesitaba cazar un vampiro sin conocimiento de los gobiernos, los cazadores de familias adineradas eran aquellos que ponían el dinero del botín.
Las familias de cazadores ya eran bastante adineradas por si solas, así que aquellos considerados humanos comunes "adinerados" debían tener riqueza extrema para siquiera obtener invitación.

Las uniones entre cazadores también eran permitidas, pero era común que si para entonces uno no se había comprometido a otro cazador, era porque la cosa no iba a suceder y por tanto, necesitaban ayuda.

La señora Dulce no era cazadora sino que tenía genética excepcional: Sus huesos eran super fuertes, su visión llegaba al ultravioleta y podía dormir solo una hora al día y sentirse descansada, además de tener varios gemelos, trillizos y cuatrillizos en su familia.

Sus hijas, quintillizas, estaban a unos años de entrar a la academia de cazadores pero ya todos sabían de ellas, debido a que habían heredado las habilidades de su madre y con el suero de los cazadores, se habían incluso potenciado.

La señora Dulce había sido un unicornio, por tanto había podido elegir cazadores para comprometerse de todo el mundo. Su baile incluso fue uno de los más atendidos y se terminó casando a una rama de los Soleil lejana.

Esa era la diferencia. Ella había podido elegir entre miles a la edad que se le pegó la gana asistir y pudo haber rechazado la invitación.

—Uno pensaría que al menos eso les daría algo de emoción —continuó diciendo la señora Dulce.

—Nah— dijeron ambas después de echarse una miradita.

Fue una mañana tediosa, no por la preparación, que era agradable en ciertas partes, sino por la ansiedad que les daba cada hora estar más cerca del evento.

Otras compañeras estaban ahí, se encontraron con Kathy, quien vestía el más enorme vestido rosa que habían visto en su vida, en el salón de manicura y pedicura.
Leía y hacía apuntes de la lista de invitados. A todas les habían dado un librito con todas las fotos, ocupaciones, familias y pasatiempos de los asistentes.

—¿Qué haces? —preguntó Solange mientras le hacían las uñas. Aunque estaban quedando más lindas de lo que jamás había llevado en la vida, estaba ya aburridísima.

—Son solo dos horas de fiesta obligatoria. Hay solo cinco sujetos asquerosamente ricos que asistirán. Tengo 24 minutos para impresionarlos y ponerlos en mi bolsillo —dijo Kathy muy seria —si las confirmaciones fueran al menos un día antes, podría investigar más sobre sus intereses, ¿saben algo de rugby?

Solange y Julieta negaron.

—¿Nadie ha pensado que esto es un tipo de falsedad? Con la cacería y la escuela apenas tenemos tiempo de respirar. Llevamos cuatro horas aquí arreglándonos. No sería mejor una fiesta post-cacería. ¿Donde nos vieran como somos y con lo que se están casando? —preguntó Solange.

Pero la señora Dulce las escuchó e intervino.

—Este cocktail es el primero al que se les dejará asistir. Es importante que vayan bien arreglados y den una buena impresión.

SolangeOnde as histórias ganham vida. Descobre agora