El dolorera intenso, el estiramiento ardía, pero no se movió, permitiéndomeacostumbrarme a su sensación en mi cuerpo.Tenía los ojos cerrados y la mandíbula apretada. Sus brazosestaban apretados a ambos lados de mi cabeza, sus bíceps seflexionaban por el esfuerzo de no moverse. La plenitud era tanimpactante que no podía recuperar el aliento.

—Lo siento. — gimió. —Demasiado bueno. Se siente tanapretado. — Sus palabras eranentrecortadas, su voz tensa. Cuando empezó a moverse dentro y fuerade mí, clavé mis uñas en su cintura, aguantando, entregándome a él.Dejé que mis piernas se abrieran del todo y acepté cada centímetroduro de él.

Empezó a hablar en celta y eso me excitó aúnmás. El sudor que cubría su cara y su pecho goteaba sobre mí,excitándome aún más. Su enorme pecho subía y bajaba mientrasrespiraba, y sus grandes brazos temblaban mientras se sostenía sobremí, claramente sin soltarse del todo por mí. 

—No. Puedo. Ser. Lo. Suficientemente. Gentil. Mi animal... se hacecargo. — Ahora era más animal. Lo vi en su cara, lo sentí en su empuje.

—No te contengas. — Tal vez no debería haber dicho eso, dadoque era mi primera vez, pero quería experimentar a Nate en toda sugloria.

—Joder. — dijo con dureza y pareció perder el control mientrasempujaba hacia mí y salía una y otra vez, gimiendo con cadaembestida. 

Sentí que mis músculos internos se apretaban rítmicamentealrededor de su circunferencia. La sensación era un poco incómodaporque estaba muy sensible y porque me llenaba por completo. 

—Mira cómo te reclamo.

 Cuando la punta de su polla se alojó en la abertura de mi cuerpouna vez más, me levanté y apoyé los codos en el suelo parasostenerme, mirando hacia abajo mientras él deslizaba esa larga ygruesa polla dentro y fuera de mí. Desapareció antes de reaparecer,resbaladiza y húmeda por mi crema, con vetas de sangre virgen en sulongitud. 

—Mira cómo te follo, compañera. 

Entró y salió de mí, con el sudor cayendo por sus sienes a causadel esfuerzo y goteando sobre mi cuerpo. Me chamuscó la carne y gemípidiendo más. Con cada segundo que pasaba, Nate aumentaba lavelocidad hasta que me clavaba la polla una y otra vez. Una y otra vez.

—Jodeeer. — Su cabeza se echó hacia atrás, sus labios seretiraron de sus dientes mientras gemía de placer.

 Parecía tan duro ysevero ahora, y me excité aún más.No pude aguantar más y caí de nuevo sobre la suave alfombra. Elsonido de nuestra piel húmeda al chocar nos rodeaba y parecía rebotaren las paredes en un eco erótico. Era todo lo que podía oír y sentir.

Agité la cabeza de un lado a otro, el placer crecía, mi orgasmo seapresuraba a explotar dentro de mí. 

—Vente para mí. — exigió con dureza. 

Grité mientras me corría para Nate el placer era tan brillante,caliente y exquisito que me quedé sin aliento. Y todo el tiempo, élgolpeó dentro de mí, prolongando el placer, sacando más de esa dulcetortura de mi cuerpo espasmódico.

—Dulce Jesús, nena. Eso es.

 Justo antes de que los temblores terminaran en mí, Nate seretiró, lo que me hizo jadear ante el repentino vacío.

 Me puso una vez más sobre las manos y las rodillas, abrió mismuslos al máximo y alineó la punta de su gruesa polla en mi coño.Solo me dejó respirar una vez antes de volver a introducirse en mí, conun rugido que salió de él y un jadeo que salió de mí. 

Me palmeó el culo con sus grandes manos, el acto parecía muyde lobo. Agarró los montículos y los apretó con fuerza hasta que gemípor la sensibilidad. 

—Tan jodidamente perfecto. — Deslizó sus manos hasta micintura y me rodeó con sus dedos, tirando de mí hacia atrás mientrasempujaba hacia delante, llenándome una y otra vez. 

—Sí. — me encontré susurrando. —Más, Nate. Dios, más. —Grité esto último y él gruñó. Ahora sabía que le encantaba oírme suplicar. 

Dejé caer la cabeza hacia delante, miré a lo largo de mi cuerpo ypude ver el peso de sus pelotas balanceándose mientras entraba ysalía de mí. Abrí la boca en un grito silencioso por lo erótico que era elespectáculo. 

Se aferró a mis caderas con una fuerza contundente, tan fuerteque el dolor me hizo jadear, pero también se mezcló con el placer,haciéndome volar tan alto que nunca volvería a tocar el suelo. 

—Sí. — gruñó con esa voz que me hacia saber que estaba en el borde entre el y su lobo.

Miré por encima de mi hombro para mirarle a la cara, viendo suanimal parpadeando sobre su rostro, sus ojos azules brillando, suenfoque dirigido hacia mí. 

— ¡Mía!— Se enterró profundamente dentro de mí mientras secorría, y eso desencadenó otro orgasmo alucinante en mí. Podía sentirsu polla sacudirse en mi coño, podía sentir los duros chorros de susemen llenándome. 

Con un rugido ensordecedor, Nate tenía su boca a un lado de migarganta, donde mi cuello y hombro se unían, sus caninos meatravesaron y me hicieron gritar. 

Y mi placer subió aún más mientras me sujetaba con su mordiday seguía llenándome con su orgasmo. 

Apartando su boca de mi cuello, gimió: —Aradelle. Eres mía. —Estaba al límite de su control.

Y todo se volvió negro.




Los Black (Segunda parte de Alpha)Where stories live. Discover now