3.La primera palabra.

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Bueno, pues lo que decía, que yo me iba acercando a la moto. Cuando estaba justamente enfrente de él, su sonrisa pícara se fue también hacia el lado izquierdo, tanto sonrió que se le vieron incluso los dientes. Yo estaba pensado que de qué se reia el subnormal, si es que tendría mal hecha la coleta o que era lo que pasaba. Cuando di un paso más, que ya no estaba enfrente de él, oí como se reía, pero bajito, menos mal porque se empieza a reír a carcajadas y voy para él y el guantazo se lo lleva de seguro. Ya iba yo a unos 3 metros de él cuando de repente oigo como alguien gritaba: " ¡Eh! ¡Tú! ¡La de las adidas rosa! " y yo, como tonta miré hacia mis zapatillas, para asegurarme de que llevaba las nike, por favor. Y no, llevaba las adidas. Le oí reirse a carcajadas y volvió a decir: "Tú si hija tú, a ti te estoy llamando, a ti. ¿No ves que eres la única que hay?" - dijo el muy tonto riendo. Me giré y le vi, seguía con la misma pose de antes, pero esta vez con las gafas quitadas y puestas encima de su castaño pelo. Lo primero que hice fue mirarle con cara de asco, como siempre hacía con todos los tios de ese tipo, sabía que se reirían de mi. Y a continuación le dije :"Qué coño quieres"- y creedme, que lo dije con un tono que asustaba, que si a mi me lo hubiesen dicho así me haabría subido a la moto y menos de un segundo ya no estaba allí. Pero el caradura  cogió y se empezó a reir y le solté:"Payaso, vete por ahí y déjame de hacer lo que me dé la gana tranquila. Que no estoy en casa para que mi hermano no me dé por culo me lo vas a dar tú."-y empecé otra vez a correr. Cual fue mi sorpresa que volvió a llamarme, pero esta vez me dijo:"¡Morena! No he parado en seco para nada, escúchame al menos ¿no?- y yo, en nada que me dijo morena, sabía que me había puesto colorada, fijo. "¿Qué coño quieres? Espabila que tengo que seguir haciedno deporte"- le dije con mal tono y le volvió a salir esa sonrisa pícara que yo odiaba. "Bueno morena-dijo entre risas-no te pongas así, si sabes que te encanta que te llame morena"- a lo que yo contesté"¿eso es lo que me querías decir? se te acabó el tiempo imbécil" y seguí corriendo. Cuando ya iba llegando al cementerio oí su moto de irse y dios, que alivio, me incomoda mucho que me miren mientras hago deporte, por eso voy siempre sola. Y bueno, yo creí que ahí se acabaría todo, pero no. Las ganas mías de que se acabase...  Cuando iba de vuelta, se me montó el gemelo, iba yo sola, y no podía andar. "¡JODER,TODO A MI!"-grité y adivinad quien estaba allí, en el pequeño campo de al lado, exacto, estaba Ángel. Nada más oirme salió y cuando me vio sentada en el camino le salió una sonrisa, pero no la pícara, era una sonrisa de esas que intentas esconder pero que no eres capaz."¡Morena! ¿Otra vez hoy? El destino quiere que me veas."- me dijo con la sonrisa pícara que para que nos vamos a engañar, me empezaba a poner nerviosa. "Inútil, el destino quiere que venga a pegarte un guantazo,¿ es que no lo ves?- le contesté, y me empecé a reír, sabía que le había quedado sin palabras, le había vacilado el doble que él a mi.Y ahí, empezamos a vacilarnos cada vez más, yo con asco y el intentando ligar.

-¿El guantazo es porque te voy a besar no?

-Ni se te ocurra dar un paso más hacia mi, payaso.-le contesté yo mirándole de reojo mientras estiraba la pierna.

-Bueno, bueno morena, tranquila que no te voy a hacer nada. ¿Quieres que te ayude entonces o vas a seguir ahí al lado de la cuneta a qu la pierna se te ponga bien?

-No necesito tu ayuda, no es la única vez que me pasa. Vete que seguro que tus papis están preocupados porque llevas 10 minutos fuera de tu campo.- dije riéndome.

-Pues la verdad es que me da igual, no están aquí, están en el pueblo. Pero si no quieres que te ayude, así será.-y se dio la media vuelta.

Menos mal, pensé yo. Pero el niño era guapo. Llevaba una sudadera del Real Madrid con unos pantalones cagados y las vans negras. En eso sí que me gustaba, era de los mios, de ir sin preparar.nté ponerme de pie, y lo conseguí, pero di el primer paso y zas, al suelo otra vez. Y claro, ahí apareció Ángel hartándose de reír y ya no me quedó más remedio que coger su mano para ponerme de pie. Cuando yo ya estaba de pie me dijo que ya estábamos en paz, que él lo que quería era pedirme perdón por haberme llenado de tierra pero que ahora que él me había ayudado ya estábamos en paz. Le miré con una cara de asco que porque las miradas no matan sino, en ese minsmo instante, le habría enterrado incluso. Empecé a andar agarrándome a las vallas de los campos por lo que pasaba, tenía aún el gemelo montado y tenía las lágrimas en los ojos, como dolía. 

¿Finales felices?Where stories live. Discover now