Un dragón y narcisos

1K 133 29
                                    

Uno de sus pasatiempos favoritos es escaparse cualquier fin de semana al Londres muggle, cree que es el único lugar donde puede ser él mismo, sin ese peso extra en la espalda por ser el salvador del mundo mágico y posterior protagonista en la revista Corazón de Bruja con disparates exagerados escritos por Rita Skeeter. Al menos por uno o dos días puede ser tan solo Harry, un hombre de veintisiete años que despierta la curiosidad en otros al ver la peculiar cicatriz en la frente a lo que él solo responde que tuvo un accidente cuando era niño. Ama tanto la paz que puede conseguir por un par de horas que nunca, ni en sus más alocados y absurdos pensamientos, llegó a imaginar a Draco Malfoy en uno de los bares que suele frecuentar con demasiada regularidad. Sin embargo, este se encuentra ahí, sentado en la barra con una mano posada en la superficie de madera que tiene delante y la otra escondida en un bolsillo del pantalón.

Es la primera vez que lo ve desde sus épocas de Hogwarts. Draco es alguien que resalta a simple vista casi como si brillara con luz propia opacando a los demás. Tiene el cabello rubio hasta la altura de la nuca, algunos mechones que caen sobre su rostro son llevados detrás de la oreja con un grácil movimiento, la nívea tez contrasta a la perfección con el color negro de sus vestimentas.

Alguien le avisa que está bloqueando la salida y solo entonces, Harry retorna a la realidad, recordando su razón de estar en ese lugar, camina hasta el punto deseado, saluda al cantinero que le regala una sonrisa como respuesta.

—Lo mismo de siempre, señor Potter —menciona agarrando una botella de cerveza que extiende al otro lado de la barra donde el cliente aguarda, después consigue un destapador que procede a usar a la máxima brevedad.

Harry agradece, bebe un gran sorbo que sirve para eliminar la sequedad en la garganta, sus labios todavía húmedos se quedan entreabiertos como si se tratara de un gesto de sorpresa y quizá es lo que siente al descubrir la mirada sutil de Draco puesta sobre él.

—Potter. —Es lo único que pronuncia con un tono de voz que ha dejado de ser despectivo como en sus tiempos de escuela. Dedos afirman el agarre sobre el vaso que contiene líquido dorado, posiblemente whisky.

—Malfoy. —No se le ocurre que más puede decir, rememora los juicios contra la familia del ex slytherin, como brindó su testimonio que libró a Narcissa y Draco de Azkaban y como incluso con ese suceso, no lo vio a él en ningún momento, pero si a su madre quien le agradeció al concluir la jornada. Narcissa había tomado sus manos entre las suyas dando un suave apretón que cree pudo ser capaz de apaciguar hasta la más terrible tormenta. Existió un sentimiento alojado en sus iris, en su mirada algo cansada que no pudo descifrar en ese instante. Frunce el ceño, sacude la cabeza para alejar el pasado de su mente, continua bebiendo de su cerveza de la que ya ha desaparecido la mitad del contenido. Cuando cree haber conseguido una manera excelente de entablar una conversación, Draco no está más, ha dejado un recipiente vacío y una generosa propina como única evidencia.

○●○

No espera volver a encontrarlo casi tres semanas después cuando retorna al mismo bar. Draco está sentado en la barra con una mano sosteniendo un vaso con casi nulo contenido, el cabello ha sido recortado dejando al descubierto la piel de la nuca, sigue vistiendo prendas negras aunque la camisa, probablemente de seda, es de color verde esmeralda característico de Slytherin. Harry se aproxima sintiéndose, de manera repetentina, alguien desaliñado en comparación porque ha optado por unos pantalones jeans gastados y un suéter de lana tejido por Molly Weasley ideal para contrarrestar el invierno de la ciudad. Ocupa el asiento disponible, yace tan cerca de su ex compañero que puede sentir su perfume en el ambiente embriangándolo más que cualquier alcohol. Una botella de cerveza acompañado de un vaso aparece en su visión, el mesero de turno le guiña un ojo. A su lado, Draco suelta un bufido mientras termina su propio licor y pide otro igual.

Un dragón y narcisos |HP/DM|Where stories live. Discover now