[01]: El plan fallido

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Harry supuso que había algo mal cuando al entrar al Gran Comedor cierta mirada no se posó en él. Incluso lo sospechó cuando los besos de Draco no lo despertaron en la mañana, como era costumbre en las últimas semanas. Lo dejó pasar, no creía que fuese para tanto. Existían ocasiones en las que Draco salía más temprano de lo normal y olvidaba despertar a Harry con esos típicos besos en el cuello.

Sin embargo, el desayuno no fue como esperaba. Él esperaba disfrutar la mañana charlando con sus amigos, comiendo y teniendo la típica batalla de miradas coquetas con Draco. Contrario a eso, el rubio pareció evitar mirarlo y cuando lo hizo, solo hubo indiferencia en su semblante. Harry solo siguió insistiendo para obtener su atención, pero falló en cada uno de los intentos.

¿Qué carajos? ¿Acaso lo había hecho enojar?

Seguramente amaneció de malas por alguna broma de Blaise, pensó. Esa idea quedó descartada rápidamente al verlo reír con su grupo de amigos al otro extremo de la mesa de octavo año. Al verlo tan tranquilo se alegró por ello, ya que los últimos días Draco había estado algo tenso por asuntos relacionados al Ministerio y su padre.

Tal vez, en ese momento, el rubio percibió la intensa mirada porque fijó los ojos en él por primera y última vez, pero con el ceño fruncido y esa sonrisa de molestia que no le dedicaba desde inicios de quinto año.

Solo así tuvo la certeza de que algo estaba completamente mal.

Terminó rápidamente una porción del desayuno, empujando suavemente el plato al centro, dejando el resto de comida, pues se encontraba ya sin apetito.

Se levantó abruptamente, llamando la atención de varios de sus compañeros de octavo año. Hermione saltó a su lado ante el repentino movimiento y una pizca de preocupación se presentó en ella. Ron, por su parte, paró de comer por un momento, dirigió su mirada a su mejor amigo y después a Draco, que parecía ajeno a esa situación; al final solo le preguntó a Harry si ya no comería el resto del desayuno y no obtuvo respuesta, por lo cual solo se encogió de hombros mientras acercaba el plato del moreno y su novia lo miraba con seriedad.

Harry, sin dirigir palabra a sus amigos, salió del Gran Comedor con dirección a su habitación. Ni siquiera alcanzó a escuchar la voz de Hermione diciéndole que no se olvidara de ir a clases.

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Pansy observó con detenimiento como los ojos de su amigo por un momento se ensombrecieron ante ver, de reojo, que Potter se iba.

—Estás siendo ridículo —enunció con seguridad y en voz alta mientras veía sus uñas pulcramente pintadas de un negro que contrastaba con su piel.

Draco volteó a verla, a la par que Blaise y Theo se recorrieron de lugar. Parecía como si supieran que podría desencadenar esa simple frase, prefiriendo estar alejados para no tratar con Pansy molesta.

—Gracias a Salazar que se hicieron a un lado, no creo que quieras que ellos lo sepan —el rubio solo le lanzó una advertencia de que guardara silencio, eso bastó para hacer sonreír más Pansy—. ¿O sí?

Draco solo tomó un sorbo de jugo de calabaza mientras Pansy lo evaluaba con la mirada.

—Dime, ¿ahora que hizo el tarado de tu novio?

El chico volvió a ignorarla. Antes de que ella protestara por atención, la tomó del brazo, casi obligándola a levantarse y ambos se fueron a la sala común de octavo año.

Draco se vio aliviado al notar que no se hallaba nadie en la sala común, rápidamente tomaron asiento en el sofá más escondido de la habitación, en el cual a veces pasaba sus ratos con Harry cuando alguno se sentía abrumado por los recuerdos de la guerra o por las miradas pesadas de los demás.

ConfesionesWhere stories live. Discover now