Cero

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-¡Dos del especial de la casa para la mesa ocho!- Gritó nuestro jefe. -Bieber, encárgate.

Tomé los platos una vez listos y por enésima vez salí de la cocina, abriendo la puerta con mis codos.

Llevaba haciendo esto desde hace más o menos dos años, para poder costear mis estudios en la universidad. Desde que dejé la casa de mis padres a los dieciocho años para poder independizarme (aunque esto fue más por nuestras diferencias) necesito un trabajo para poder sostenerme.

Dejo el pedido amablemente en la mesa de la pareja, y les digo que disfruten de su comida.

Creo que trabajar en un restaurante de alto rango como este me ayudó mucho a mi crecimiento personal. Antes solía ser un chico fiestero y hasta se podría decir que un poco grosero y engreído, pero al tener que luchar por ganar dinero y sostenerme, las cosas cambiaron, y el hecho de estar en un ambiente donde por ley tienes que ser amable y un caballero, ayudo bastante.

-¡Mesero!- Dijo una voz femenina atrayendo mi atención.

Entonces me volví para ver una cabellera negra, ojos marrón y labios carnosos color carmesí.

Creí haberme enamorado en aquel instante.

-Bienvenida al Brasserie Berry, ¿qué desea ordenar?

Brasserie Berry → historia cortaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora